El wellness está relacionado con prácticas alimentarias, mentales, físicas y espirituales de salud y bienestar, es una gran corriente dentro del turismo de salud y bienestar, que requiere -entre otros componentes- alimentación orgánica, balanceada y libre de agrotóxicos.

La agricultura tradicional es la principal fuente de alimentos de la humanidad, sin embargo muchas enfermedades están vinculadas a estas formas de producción llena de agroquímicos, en contraposición, la agricultura orgánica -practicada por nuestros abuelos- está enfocada en aumentar la salud, reducir la contaminación, proteger el medio ambiente y garantizar la producción, algo que demandan las corporaciones que patrocinan viajes para reequilibrio, manejo de estrés y desintoxicación para sus ejecutivos.

Los agricultores e indígenas que actualmente desarrollan estos cultivos orgánicos, hidropónicos y libres de toxicidad tienen en sus manos un gran potencial comercial, para beneficio de sus familias, comunidades y el país.

Con las políticas apropiadas y el apoyo necesario esta forma de trabajar la tierra, puede revolucionar la economía agraria costarricense bajando los costos ya que no requieren productos externos que dependen del petróleo, ni insumos patentados; todo está en manos de la comunidad.

Este productor, tranformado a microempresario, puede ser el proveedor directo de los centro de wellness en nuestro país, eliminando al intermediario, generando beneficio directo, democratizando el comercio y produciendo por la mitad del costo de la agricultura tradicional, un producto con mayor valor agregado, como lo es la salud.

En una propiedad con siembros diversificados se produce una interacción positiva, tanto en fertilización como en control de plagas, promueve que en una pequeña área haya básicamente de todo, asegurando a las familias productoras su seguridad alimentaria, y la posibilidad de basar sus ingresos no en un cultivo mágico sino en fuentes diversificadas.

Aunque no nos hayamos dado cuenta “la agricultura orgánica ya no es sólo un fenómeno de los países desarrollados: se practica con fines comerciales en 120 países, con 31 millones de hectáreas y un mercado de 40 000 millones de dólares EE.UU. en 2006, según subrayó la FAO (2007)

Es necesario aumentar nuestra participación en esta tendencia y apoyar todas las iniciativas locales de abastecimiento de estos productos sanos, lograr que el MAG asesore y acredite la producción, y que el INA brinde la capacitación necesaria para transformar el modelo productivo comunal, integrado al desarrollo de la nueva economía de servicios, con respeto al medio ambiente, del turismo de salud y bienestar.

Con el adecuado mercadeo por parte del ICT lograremos ganar nuevos espacios con la ampliación de nuestra oferta “verde” tradicional, a una Costa Rica Azul prácticamente sin competencia regional.