El Correo de las Indias

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Odín Manzano 10 ~ Sábado 20 de febrero de 2016 ~ Mitomanía 11 ~ 2

Colores de Navidad

Un estudioso británico, Spike Bucklow, mantiene que que el uso de los colores rojo y verde puede remontarse hasta los celtas:

[…] el código de color rojo-verde aparece en el Mabinogion, una colección de historias galesas del siglo XII, pero casi sin duda basada en una tradición oral que se remonta a los celtas precristianos muchos siglos antes. Aquí el héroe llega a un árbol mitad rojo y mitad verde que marca un límite.

La época victoriana instituyó elementos navideños como las felicitaciones postales, los crackers y el pavo, pero el cromatismo de la festividad navideña no parece cosa suya. Bucklow, químico y conservador de arte en el Hamilton Kerr Institute de la universidad de Cambridge, ha estudiado los rood screens de iglesias en Norfolk y Suffolk, elaborados entre los siglos XIV y XVI, y ha concluido que, en cuanto a colores, la tradición se remonta unos cuantos siglos más.

spacer Estos paneles separadores son delimitadores, piezas ornamentales que marcan el paso de una zona a otra de la iglesia (de la nave al antealtar). Sufragados por feligreses, se decoraban con figuras de santos, donantes, mercaderes y siervos; y un patrón cromático bitono con rojo, verde, azul y dorado. Se demarcaba el espacio de los asistentes y los objetos utilitarios (bancos) del espacio del sacerdote y los objetos mágico-sagrados (altar, cruces). Los artistas fueron inmigrantes flamencos asentados en las comunidades locales o bien ingleses y continentales que trabajaran juntos.

Cuando los colores se muestran en pares, uno de ellos tiende a representar iconográficamente el agua y otro el fuego. Así, el azul simboliza agua cuando se combina con dorado, que sería fuego; o bien el rojo es fuego cuando se muestra junto al verde, que representa entonces el agua.

Durante la Reforma los protestantes borraron o desfiguraron los rostros (católicos) de las tablas, pero las partes pintadas en color masa se mantuvieron, con lo que siguieron siendo parte de la decoración religiosa de los edificios de culto. El rojo resistió mejor el paso de los siglos que el verde, que tendió a hacerse más oscuro. Estos paneles llegaron hasta el siglo XIX, con lo que los victorianos, que asumieron las primeras restauraciones de estas iglesias, estaban muy familiarizados con la combinación de rojo y verde, aunque no fueron ellos quienes la crearon, como se venía pensando tópicamente. Spike piensa que sí pudieron ser ellos quienes añadieran otras dos zonas —temporales— significativas a la asignación cromática: el fin de un año y el principio de otro.

Metalurgia y planetas

La elección de los colores rojo y verde podría deberse a la disponibilidad de unos u otros pigmentos, pero Bucklow no deja de añadir el quantum de simbolismo, del que el color estuvo siempre preñado hasta que la facilidad de reproducción mecánica empezó a hurtárselo (el color púrpura, por ejemplo, estuvo reservado a la realeza y sólo sus miembros podían lucirlo: usarlo fuera de ella se castigaba con la amputación de las manos de quien confeccionara la prenda y la ejecución de quien la vistiera).

Bucklow cree que estos dos colores se usaron específicamente para señalar dicotomías. Además de fuego y agua, el rojo y el verde se asociaban a mujer y hombre. El análisis químico de los pigmentos parece reforzar esta hipótesis de simbolismo de opuestos. El color verde de las rood screens es un pigmento artificial que contiene cobre; y una de las fuentes de pigmento rojo era el hierro. En la Edad Media la metalurgia —el conocimiento y arte de los metales— estaba relacionada con la astrología: a cada planeta le correspondía un metal.

El cobre se asociaba con Venus, que está ligada a lo femenino, el amor y es una figura relacionada con el agua [nace de la espuma de las olas del mar]. El hierro, por otra parte, está vinculado a Marte, lo masculino, la guerra y el fuego.

Y el vejete vendedor de refrescos

spacer La combinación de rojo y blanco en la vestimenta de Papá Noel se debe a la influencia de las campañas de temporada de una bebida gaseosa, la cocacola. Antes de que esa combinación se vulgarizara, los colores eran rojo y verde. Hubo quien llegó a relacionar el blanco y rojo con la Amanita Muscaria, un hongo alucinógeno de iguales colores: Santa Claus vuela… Y está en muchos lugares al mismo tiempo…

En este vídeo —además de verse detalles de algunos rood screens— Bucklow llama la atención sobre el hecho de que el hongo en su entorno natural muestra los colores rojo y blanco sobre el verde de la tierra, al igual que en los primeros anuncios navideños del refresco la indumentaria rojiblanca del viejo barrigón se mostraba sobre fondo verde.

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las Indias 1413 ~ Sábado 20 de febrero de 2016

Lecturas para comenzar el Sábado 20 de febrero de 2016

  • Torreblanca: «Toda esta negociación con Reino Unido es un inmenso disparate»
    Toda esta negociación con Reino Unido es un inmenso disparate sólo explicable por la debilidad de Cameron dentro de su partido. A Cameron le han puesto una pistola en el pecho y él nos la ha puesto a nosotros para que nosotros se la pongamos a los inmigrantes.
  • La destrucción de Europa como «concesión» a Gran Bretaña
    El proyecto es un bodrio jurídico que acaba con la igualdad entre los trabajadores dentro de la UE.
  • FP sobre los bombardeos en Libia
    Obama espera poder contener al Estado Islámico antes de que desestabilice Túnez y Argelia a pesar de las críticas de los aliados europeos -que prefieren esperar a que se forme algo parecido a un gobierno en Libia- y de su propio partido -que teme una escalada militar.
  • Cómo Sanders perdió New Hampshire aunque obtuvo muchos más votos
    El sistema de «superdelegados» asegura al aparato que el voto de los afiliados no pese demasiado… sobre todo si va en contra de sus ideas sobre cómo ganar las elecciones presidenciales.
  • Una argumentación libertaria a favor de Sanders
    Interesantes los reagrupamientos electorales en EEUU que anteceden probablemente a una nueva resignificación de los partidos políticos en su relación con el establishment.
  • EEUU bombardea al Estado Islámico en Libia
    Al menos cuarenta bajas entre los jihadistas.
  • Bialetti Moka Express
    Un cómic genial guionizado por @javiercanada en la línea de las metodologías de aprender para producir
  • Communia 2016, lineas y coordenadas
    Estrategia y líneas de acción de Communia en Tarrasa para este año: Actividades culturales, Fablab, Makers y un horizonte de desarrollo sobre GNU Social para Drupal contribuyendo a aumentar los espacios de socialización y comunitarios en red.
  • La UE rectifica sobre el etiquetado anti-Israelí
    «Las fronteras tendrán que determinarse por acuerdo entre las partes» acepta Mogherini. Por su parte Gran Bretaña, asustada por el crecimiento del antisemitismo, anuncia ya que no hará un etiquetado diferente para los productos de Judea y Samaria porque alimenta a grupos cada vez más violentos.
  • Virgin Galactic presenta SpaceShipTwo
    Idéntica estructura, más automatización para la nave que ofrecerá experiencia de gravidad cero a turistas.
  • ¿Qué está pasando en la banca europea?
    La banca europea inicia el año con una baja emisión de instrumentos de deuda para capital adicional. La volatilidad de las acciones del sector influye sobre el ánimo de los inversores
    [Enlace extra: www.economist.com/news/leaders/21693204-central-bankers-are-running-down-their-arsenal-other-options-exist-stimulate?fsrc="/img/spacer.gif">
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David de Ugarte 3019 ~ Viernes 19 de febrero de 2016 ~ Fundamentando el comunitarismo 18 ~ 4

Cómo el estado corrompió la cultura y cómo recuperarla

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Ayer, tras la lectura de poesía de Daniel en el Club tuvimos una pequeña fiesta. Éramos poco más de una docena y dio para hablar todos con todos. Como cada uno venía de un lugar distinto de la península, las conversas fueron dibujando un mapa de impresiones, observaciones e intuiciones de la España postcrisis. En un momento pregunté a unas amigas de Zaragoza qué tal era la vida cultural ahora que el ayuntamiento no tiene los recursos con los que contaba hace diez años. Esperaba, sinceramente, un relato pesimista, pero la respuesta fue la contraria.

Una sorpresa reveladora

spacer Tal como lo recuerdo me vinieron a contar algo así:

Nunca hubo tantas ofertas. Son iniciativas pequeñas pero hay muchas, mucho más diversas y en barrios nuevos. Como se acabó el dinero del ayuntamiento, mucha gente que se dedicaba al sector cultural ha montado sus propias cosas. Son pequeñas pero no tienen restricciones por tener que encajar en un presupuesto público. Van probando ofertas y modulándolas según el público responde. Y además son muy baratas, de modo que mucha gente se ha acostumbrado a ir a actividades de pequeño teatro, de música… la mayoría no son malas y si alguna no te gusta tampoco te arruinaste por ir.

Lo que no habían conseguido treinta años de políticas culturales aparentemente lo habían conseguido tres años sin casi presupuesto cultural público: una oferta independiente, sostenible, diversa, que llega a los barrios y que cambia el día a día de la gente corriente enriqueciendo sus vidas.

Un anarquista o un liberal dirían que eso prueba que la acción del estado, en sí, es contraproducente. Y un economista que todo monopsodio (mercado con un único comprador) destruye el mercado reduciendo la cantidad y diversidad producida. Pero desde nuestra experiencia y desde la mirada comunitarista creo que la reflexión debería ir por otro lado.

Una cuestión moral

spacer El poster de la derecha adorna hoy la oficina indiana. Parece un poco absurdo que los indianos nos identifiquemos tanto con una torre de agua. Pero tiene una razón. Tiene su historia y algo valioso puede aprenderse de ella.

Hace más de diez años la Biblioteca de las Indias, el antecedente de nuestro Club de hoy albergamos un ciclo de conferencias sobre diseño de interacción con «Cadius», un grupo entonces muy activo en el que compartían experiencias los profesionales que estaban haciendo lo más vanguardista en diseño web. En el mundillo, la Biblioteca sonaba bastante en la época. Apenas habíamos conseguido tener ingresos suficientes para pagar el alquiler y comer regularmente, decidimos dedicar la mitad del ingreso total a organizar actividades y comprar libros. En ese momento no había nada, realmente nada, sobre sociotecnología en las bibliotecas universitarias de Madrid y sentíamos que nuestra colección, 800 libros comprados casi todos en Amazon, podía marcar la diferencia y despertar el interés investigador. En nuestra oficina original no teníamos espacio para poder organizar actos públicos ni una sala de lectura, así que la fe que habíamos puesto en la biblioteca nos llevó a aceptar la generosísima oferta de Quico Mañero e instalarnos, con libros y bagajes en una de sus oficinas. Tanto esfuerzo sirvió sobre todo para que nos sintiéramos realmente orgullosos y para que ese orgullo fuera valorado por nuestro entorno de entonces. Nuestros pequeños eventos semanales llenaban la pequeña sala de conferencias y nunca vinieron menos de sesenta personas a aquellas convocatorias. Un día, a una de esas conferencias estaba invitado el responsable de infografía de un periódico español de gran tirada. Cuando vio nuestros ochocientos libros perfectamente etiquetados y catalogados comentó:

¿Esta es la famosa biblioteca? En el periódico tenemos más libros.

Creo que pocas veces nos hemos sentido más dolidos que entonces. No por la grosería, sino por la incomprensión básica que yacía bajo ella. Y de hecho nos dejó pensando mucho tiempo. Tanto que cuando, años después, descubrimos que los kibutz habían convertido a esos feos aljibes de cemento en el símbolo de su éxito y que aparecían como símbolos recurrentes en su iconografía, sentimos una identidad mucho más profunda, más íntima, que la que surgía de descubrirnos parte de una experiencia mayor. El aljibe para ellos, como nuestros libros, significaba un salto adelante pero también sacrificios, horas de trabajo, el esfuerzo de muchas personas conocidas y queridas, con caras y nombres.

La moral y las escalas

spacer Cuando las cosas vienen dadas o se dan por hechas no generan significado, son fenómenos de la Naturaleza, cosas ajenas. Eso es lo que le pasaba a nuestro invitado: solo podía ver 800 libros, no lo que significaban. Y eso le pasa a cualquiera que trabaja en una gran organización cuando usa el sistema informático. O al público que ser acerca a la programación de un centro cultural.

Nadie sabe quién construyó las cosas, qué ingenio y esfuerzo hubo de poner quien nos la presenta, nadie se ve reflejado en ellas porque para el sujeto que las protagoniza en realidad nos es ajeno y a él mismo -sea corporación o estado- el coste de oportunidad tampoco le resulta relevante, así que lo que nos ofrece es un arte de lo gratuito, un botín de restos, no una fiesta de la abundancia.

Pero resulta que el Arte es justamente generación de significados. Por eso las grandes infraestructuras públicas como las de toda gran organización vacían el arte. Por eso el «arte corporativo», su arquitectura, los eventos que organizan en ellas, las esculturas que la decoran y los cuadros que adornan sus despachos se nos hacen insípidos, ejercicio gélido, aséptico, de bienquedismo. Cuando las cosas salen de un macropresupuesto y no hay comunidad en ellas, se devalúan antes de tener una oportunidad.

Cuando acaba el presupuesto, cuando las infraestructuras no se dan por hechas, cuando se sale del auditorio para volver al bajo comercial y el precio de la entrada significa algo, cuando asistir significa un compromiso, un voto de confianza con el artista o el conferencista, entonces es inevitable la sensación de liberación, de significado, de comunidad con el otro.

No es solo una cuestión de incentivos. No es, aunque sea una coda inevitable, que un evento pagado de antemano tenga menos necesidad de encontrar su público. Es una cuestión de moral. Moral de escala. La misma crisis de las escalas de la industria, se reproduce en la identidad de las personas y las cosas que hacen. La gran escala vacía significados. Y solo volviendo a lo comunitario podemos volver a construirlos.

No solo Arte

No es solo el Arte, ni los eventos, ni siquiera los bienes culturales en general. Pasa con cosas tan aparentemente muy distintas como el software libre. Si uno se pasea por los foros y las comunidades virtuales españolas y ve la respuesta a nuevos programas o plugins hechos por miembros de esas mismas comunidades, puede realmente asustarse. La sensación es que los usuarios consideran que hacen un favor al que libera el software por usarlo y le ponen condiciones de personalización para usarlos con más ímpetu y unas formas que serían exageradas en un cliente que pagara por las horas de desarrollo.

Es el producto de años de intentar «interesar» a los jóvenes desde actividades estatales gratuitas. El resultado de la falsa centralidad del consumo en el relato social y mediático que ha ido pareja y de hecho alienta el verdadero exilio de una generación entera. Exilio que no es el ir a trabajar fuera de su ciudad, sino verse alejada y ajena al trabajo en sí. Algo tanto más peligroso cuando de repente se ve decisiva en lo político. Porque esa lógica, se alimenta a si misma: el protagonismo que da el hacer, que da el sentirse parte de una sociedad porque se contribuye mediante el trabajo es muy distinto del protagonismo del cliente que exige funcionalidades sin hacerse cargo de su precio. El ciudadano en una sociedad con la ética del consumo gratuito está empoderado en falso.

¿Cómo revertirlo? Haciendo comunidad y construyendo las cosas por nosotros mismos. Un mundo en el que es realidad aquello que decía un viejo himno: «no más deberes sin derechos, ningún derecho sin deber».

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las Indias 1413 ~ Viernes 19 de febrero de 2016

Lecturas para comenzar el Viernes 19 de febrero de 2016

  • Primeros resultados del programa H2020
    ¿Rentas que producen rentas o inversión en innovación verdadera?
  • ¿Qué peso tiene el Estado Islámico en Libia?
    Domina una franja de casi 180km de costa, la ciudad de Sirte y cuenta con unos 3.000 miembros armados (que los franceses suben hasta 10.000)
  • Iain McGilchrist sobre William Blake
    Iain McGilchrist le interpreta como poeta de la abundancia.
  • La estructura de redes explicada con enchufes
    «The politics of power» tiene difícil traducción al español pero es una herramienta tangible para explicar en qué consiste cualquier forma de centralización o filtro.
  • Polonia valora procesar al historiador que desveló la verdad sobre la matanza de judíos por sus vecinos polacos
    La Fiscalía polaca está estudiando presentar una demanda contra Jan T. Gross por un texto publicado en septiembre en el diario alemán Die Welt, titulado «La vergüenza de Europa del Este», sobre el problema de los refugiados. La frase por la que el fiscal estudia procesarlo por el delito de «insulto público a la nación» es: «Aunque los polacos están orgullosos con razón de su resistencia ante los nazis, mataron más judíos que los alemanes durante la guerra»
  • Se lanza en India un smartphone a 4 dólares
    Hasta ahora, el teléfono más barato del mercado operaba con Firefox OS y costaba 4 veces más.
    Este, lanzado por Ringing Bells, opera con Android Lollipop 5.1 y se intuye que éste está subsidiado por el gobierno de Nerendra Modi.
  • ¿Qué es más importante, un buen médico o un buen jefe?
    A modo de resumen, los múltiples estudios intencionales destacan que tener un buen jefe no solo te hace más feliz, sino que también alarga tu esperanza de vida. En cambio, estar dirigido por «un mal jefe» no solo te hace sentir más infeliz, sino que aumenta tu riesgo a sufrir enfermedades cardiovasculares o trastornos psicológicos. En otras palabras, un mal jefe puede acortar tu vida.
  • Dirigentes del Estado Islámico aparecen en Libia: aumenta riesgo en España e Italia
    Omar al-Shishani aparece en Sirte tras abandonar el frente Sirio
  • Capitalish
    Microdocumental sobre las cooperativas en Filadelfia
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David de Ugarte 3019 ~ Jueves 18 de febrero de 2016 ~ Postales de la Historia 10 ~ 1

Quien no cree en milagros no es realista

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En 1960 Degania cumplía 50 años y en Israel se trató como una gran conmemoración nacional. Entre otras muchas cosas, la casa de la moneda de Israel sacó la famosa moneda de una lira y un sello conmemorativo, los deganianos construyeron una réplica de Umm Juni y de cara al exterior las imprentas estatales publicaron una edición especial en inglés de «Un pueblo en el Jordán», las memorias de Joseph Baratz.

Shmuel Katz

spacer El cartel se encargó a Shmuel Katz. Katz, que se haría mundialmente famoso menos de un año después por ser el dibujante del juicio de Eichmann, era él mismo una de las principales figuras intelectuales del Kibbutz Artzi, el movimiento kibutziano nacido de Hashomer Hatzair y núcleo del Mapam, el partido más a la izquierda del espectro israelí.

Nacido en Viena, su familia había huido de Austria, instalándose en Budapest, tras la anexión alemana en 1938. Cuando Alemania invadió Hungría en el 44 fue enviado a un campo en Yugoslavia, de donde consiguió escapar para volver a Budapest. Allí conseguiría refugiarse en la famosa «Casa de Cristal» organizada por el diplomático suizo Carl Lutz hasta la liberación de manos del ejército ruso. spacer Se convierte entonces en uno de los organizadores de los grupos clandestinos que llevan supervivientes a Israel contra la prohibición británica. Con otros miles es detenido y enviado a los campos de detención de Chipre, de donde no conseguirá salir hasta 1947, cuando la ONU está a punto de presentar ya el plan de partición que llevará al nacimiento de Israel. En 1948 es uno de los fundadores del kibutz Ga’Aton, donde vivirá y trabajará hasta su muerte compaginando las tareas agrícolas e industriales con la pintura, el cartelismo, la caricatura periodística y la ilustración de libros infantiles.

Ben Gurion en el día del aniversario

spacer Pero el aniversario de Degania aun debía de traer una sopresa. Desde 1953 David Ben Gurion vivía con su esposa en un kibutz en el desierto del Negev (hoy su casa allí, donde vivirían ambos el resto de sus vidas, es un museo). Así que el viejo león hablaría en el evento organizado en común por todos los movimientos kibutzianos en calidad de comunero.

El contexto mundial era el más duro de la Guerra Fría. Los propios kibutz desde su origen tenían una fuerte división ideológica entre aquellos más o menos vinculados al marxismo, que se entendían como el primer paso hacia una sociedad colectivista -como el de Katz- y aquellos -como Degania- que se veían como parte del movimiento laborista dentro de una sociedad democrática con una economía de mercado basada en la pequeña empresa y distintas formas de propiedad cooperativa, un fenómeno, se insistía mucho

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