Dulce, te quiero.

27/03/2012 por furia

Me estoy bajando de una nube en este momento. Trabajar durante 10 días con Ana, Luis, Will, Sergio, Claudia, Jacke, Edith, Manuel, Jenny, Roberto y toda la gente que pasó por la cocina del Café del Mercado ha sido una de las experiencias más increíbles de mi vida. Lloré un montón, sobre todo los primeros días. La cola de gente era interminable y las jornadas de trabajo extenuantes. Nos pasó de todo, hubo clientes felices y otros que no tanto y aprendí mil cosas invaluables. Todo mi agradecimiento para Luis y Will por invitarme, y para el resto del crew por aguantarse lo insoportable y gruñona que me pongo cuando estoy estresada.

Mi mamá, que vino a ayudarnos un día en esa cocina de locos, me dijo cuando se iba: “si usted sale de aquí queriendo volver a hacer una pizza en su vida, dedíquese a cocinar”. No he hecho una pizza, pero ayer preparé arepas dulces. Sí, con harina. Ajá, estuve cubierta de harina desde que comenzó el FIA hasta que terminó. Cubierta, literalmente. De pies a cabeza. Estiré, con la ayuda de Jacke (gracias Jacke, sos una máquina <3) casi dos quintales de harina. Eso es un montón…

Alguna vez, hace años, les conté la historia de cómo un día me enamoré del horno. De cuánto miedo me daba fracasar horneando un pastel, o unas galletas. Y de cómo este horno, que apareció en mi vida de rebote y aún conservo, me llevó de la mano por los misterios del cheesecake, las galletas de mantequilla y la pizza. Si salía del Café del Mercado queriendo cocinar cualquier cosa, es mejor que me dedicara a cocinar. Eso dijo mi mamá. Y sí: quiero dedicarme a cocinar. Ya llegará. Mientras tanto, este pastel esponjosísimo de limón y coco es un regalito que les quiero compartir.

spacer

Queque de Coco y Limón

1 taza de coco rallado, 1 barra de mantequilla sin sal, suave, 1 1/4 tazas azúcar granulado, 1 cucharada de ralladura de limón , 2 huevos grandes, 1 3/4 tazas de harina preparada**, 3/4 de taza de leche, 1/4 taza de jugo de limón, dividido en 2, 1 taza de azúcar de repostería, 1 cucharada de ron (opcional).

Precaliente el horno a 350°F con la bandeja en la mitad. Unte de mantequilla un molde redondo de 9 pulgadas y cubra el fondo con papel encerado. Tueste el coco en un pequeño molde en el horno,  revolviendo a veces, hasta que esté dorado (como 10 minutos). Sáquelo y déjelo enfriar (no apague el horno).

Bata la mantequilla, el azúcar y la ralladura con la batidora hasta que estén plumosos.  Revuelva los huevos uno a uno, batiendo.  Revuelva la harina y ½ taza de coco (reserve el resto para el topping). Aparte, revuelva la leche y 2 cucharadas del jugo de limón. A velocidad baja, vaya revolviendo la mezcla de harina y la de leche en la de mantequilla (comience con harina y termine con harina).

Pase la mezcla al molde y lleve al horno (aprox. 45 minutos) hasta que esté dorado y un bien hecho (verifique insertando un palillo de dientes en el centro: si sale limpio, ya está). Una vez listo,  déjelo un rato al aire libre y desmolde cuando esté tibio.

Para el topping, revuelva el azúcar de repostería y las dos cucharadas de limón que le quedan. Si quiere, agregue ron. Ponga sobredel queque, y espolvoreé por encima el resto del coco rallado.

spacer

*Hágala usted mism@: Para cada taza de harina, agregue ½ cucharadita de sal y una cucharadita de polvo de hornear, revuelva bien y tamice. Haga esta mezcla y de ahí saque la harina que necesita para el queque. Puede guardar el resto en un lugar fresco y seco. Yo siempre preparo al menos 2 kilos de harina y los guardo ya listos. Sirven para cualquier queque spacer

En fin, le cuento que este es un pastel muy liviano y apetitoso. Una se come dos, tres pedazos con la misma taza de café. Es riquísimo para servirlo después de una comida grande, de esas en las que usted siente que se va a morir de llenura. Nosotros hicimos en experimento durante la última parrillada en mi casa: todo el mundo estaba llenísimo, pero igual comieron pastel. Le aguanta fuera del refri durante un par de días. Trate de que no le dure más, para que se lo coma esponjosísimo spacer

spacer

(Fotos por Adrián Coto).

¡Que aproveche!

  • Bookmark en Delicious
  • Digg
  • Recomiéndelo en Facebook
  • StumbleUpon
  • Tweet about it
  • Suscríbase a los comentarios de este post
visto 5788 veces por 1204 visitantes

Guardado en De horno, De postre, Recetas, vivenciales | 1 Comentario »

Cosas que no pasan de moda.

13/03/2012 por furia

El año pasado, a comienzos también, preparé una tortilla de patatas como despedida a un 2010 de terror. En esa ocasión, hablé de cómo una utiliza a los amigos para no morir en el intento: los utiliza para sentirse menos sola. El 2010 a mí me dejó como un pizote, y yo di por llenar mi casa de gente, básicamente siempre. Más que nada, había algún compa rondando la casa el 90% del tiempo, porque bueno, hay cosas que es mejor hacerlas en compañía de gente que se preocupa por una. Dejando melodramas atrás, hace unos días hubo asado en casa. Últimamente el tema del asado me apasiona, porque tengo un asador maravilloso del que ya hemos hablado.

Hice asado con amigos queridísimos. Y se me antojó una tortilla para acompañar. Es que sabe deliciosa la papa con carne, eso es innegable! Además, siempre me pasa que está lista antes que la carne y como la gente usualmente llega muerta de hambre pero tardísimo, es el mejor tentenpié que hay. Para el tema de la tortilla siempre he sido muy purista, pero últimamente ando abierta a la experimentación, probando cosas nuevas y eso. Entonces, le puse crimini. Pero no voy a cansar a nadie con este cuento:

1 bandeja de hongos crimini, 1 y 1/2 kilos de papa amarilla, 2 cebollas grandes, 1/2 taza de aceite de oliva, 6 huevos de pastoreo bien frescos, 1 cdita de paprika, sal y pimienta a su gusto. Es que, si no me cree, vea:

spacer

En realidad a mí me gusta ir a lo grande con este tema: si la tortilla queda bien gruesa, se cuece menos por dentro. Y es riquísima si queda tierna en el centro. Por eso mismo es que le pongo agua además del aceite a las papas: suavizan muchísimo, quedan más cremosas. Es cuestión de gustos. En el post anterior estaba la receta original que uso siempre, pero esta quedó particularmente rica: la hice con mucho tiempo. Primero se pelaron y cortaron las papas. Luego se cortaron en trocitos pequeños los hongos y las cebollas. Para la primera parte usé una sartén eléctrica de temperatura graduable, porque es bastante grande y cómoda de manipular. Hice el sofrito de cebolla y hongos y luego añadí las papas, la mitad del aceite y 1/4 de taza de agua. Tapé y dejé cocinar a fuego lento. El resto del aceite lo fui poniendo a los pocos, con una cucharada ocasional de agua. Sí lo revolví bastantes veces. Dejé las papas suavizar por poco más de media hora, hasta que se hacían puré si las presionaba, pero tratando de que mantuvieran su forma de tajadita para darle mejor presentación a la tortilla.

La segunda parte se hizo en sartén anti adherente. La dejé calentar, le puse un pelín de aceite. Aparte, en un bowl grande, batí los huevos y los salpimenté. Les puse la paprika y agregué las papas. Luego las deposité con cuidado en la sartén, moviendo un poquito por el mango, para asegurar que no se pegara en el fondo. Como seis minutos. Luego le di la vuelta como ya expliqué en post anterior. Y créame: la gente que vio cómo doy la vuelta a la tortilla, abre la boca de par en par. Es todo un arte, lo sé. Pero tengo lo mío.

No le digo más. Solo que pruebe. En serio, después de un par de fracasos, lo va a lograr mucho y todo el mundo va a pensar que usted es muy pro. Es que vea:

spacer

No le digo más. Si no se terminó de convencer, allá usted.

Fotos: Adrián Coto.

  • Bookmark en Delicious
  • Digg
  • Recomiéndelo en Facebook
  • StumbleUpon
  • Tweet about it
  • Suscríbase a los comentarios de este post
visto 7263 veces por 1480 visitantes

Guardado en Almuerzo, Recetas | 2 Comentarios »

Escabeche de sandía

08/03/2012 por furia

Lo conocí en Ciudad Colón y me lo presentó Marco González, que es un excelente chef de comida vegetariana. La primera vez que lo hice en Pérez Zeledón, fue para una cena de navidad en la que convertimos la casa de tío Maco en una cantina y decidimos cenar chifrijo, costilla con yuca, patacones, arroz con carne y sopa negra. Corté la sandía desde temprano, y mis primas comenzaron a hablar paja cuando vieron que le agregaba vinagreta. “Guácala, qué asco” decían las muy delicadas. Claro, después se lo comieron todo sin chistar, y como quien no ha dicho nada de nada… En fin, ese es el contexto.

Cuando entendí la lógica del “escabechado”, me di cuenta de que cualquier cosa puede escabecharse. Los chinos escabechan el pato. Y si usted no ha probado pato en escabeche, se está perdiendo de algo muy, muy bueno. Todo el mundo escabecha cosas, de distintas formas. Algunas buscan preservar el alimento en conserva, para cuando no haya. Otros, más sencillos, buscan presentar el producto de estación de una manera diferente. Yo soy devota de la segunda práctica: hay una época del año -estamos en ella- en la que la feria del agricultor se llena de melones de diversos tipos, rajas deliciosas de sandía dulcísima, mangas maduras, fresas grandotas… Usted se lo quiere llevar todo, pero seamos realistas: al pedazo catorce, ya tiene el melón atravesado y no quiere ni verlo. Y compró una bolsa de cuatro en mil, que es lo normal en estos días… Le quedan dos melones y lo único que quiere es NO tormárselos en fresco y NO comérselos en el desayuno. Y volvamos a ser realistas: se le van a podrir y va a tirarlos a la basura.

Escabeche de fruta es una excelente opción en este escenario. De hecho, en mi caso hay frutas -como el melón- que solo consumo escabechadas. Y en el caso de este de hoy, se comporta como un acompañamiento delicado y refrescante, preámbulo para una gran hartada de carne a la parrilla.

spacer

En este caso, utilizamos otro producto que se consigue muy fácilmente en la feria por estos días: el hinojo. Es una mata bulbosa, dulce. Sabe como a anís. Las hojas son menudillas, como mechudas. El bulbo es blanco y gordo. Riquísimo. No hay mucha ciencia:

una rama de hinojo machacada y cortada bien fina, más o menos la mitad de un rollo de hierbabuena picado bien finito, 2 cebollas medianas picadas, 1 sandía de 3 kilos picada en cuadritos, sin semillas. Y una vinagreta para escabechar: 6 dientes de ajo machacadísimos, el jugo de 3 naranjas, un chorro grande de aceite de oliva, 2 cucharadas de miel, algo para salar, que puede ser salsa de soya o sal, pimienta al gusto y un chorrito de vinagre. Es sencillísimo: revuélvalo todo en un bowl y déjelo reposar por al menos una hora. Si quiere lo puede dejar afuera del refri, pero si le gusta frío, pues guárdelo dentro. ¿Ha visto? Facilísimo!

spacer

Simplemente no hay pierde. Trate con manga. O con guayaba. Con melón… con la fruta que tenga a la mano, de fijo le va a quedar delicioso. Nada más recuerde rectificar el sabor de la vinagreta, para que sea bien intenso y perfume bastante la fruta. El contraste entre el dulce y el ácido es factor de éxito: téngalo en mente spacer

Fotos: Adrián Coto.

  • Bookmark en Delicious
  • Digg
  • Recomiéndelo en Facebook
  • StumbleUpon
  • Tweet about it
  • Suscríbase a los comentarios de este post
visto 8749 veces por 1884 visitantes

Guardado en bocas y esas cosas, ensalada, rapiditas, Recetas, sin harina | Sin Comentarios »

Al asador lo que es de él

07/03/2012 por furia

Soy muchacha de campo y pic nic. Me gusta comer en el patio, tomar vino de día y pasar 4 horas seguidas frente a la mesa, comiendo sin parar. Afortunadamente no estoy sola: Will y Protti, de quienes ya hablamos días atrás, son tan golosos como yo. Ahora que estamos en verano, y que me destruí la espalda poniendo zacate en el patio de atrás para utilizar la más pro de las parrillas, que conseguí a través de tratos dudosos con Vivi -de quien alguna vez vamos a hablar-, quiero hacer parrillada todos los domingos. Todos.

spacer

Por ejemplo, aquí hay un chorizo, delicadamente enroscado sobre sí mismo por las talentosas manos de Protti. Él conoce. A los expertos se les deja esa parte. Pero hablemos del menú. El domingo antepasado hicimos choripán, con chimi casero preparado también por Luis. También hubo una deliciosa punta de solomo revestida de pimienta negra. Escabeche de sandía. Tortilla de patatas con hongos crimini. Espárragos asados. Queque esponjoso de coco con limón. No les quiero hacer muy largo el cuento, pero así se miraba la mesa:

spacer

Comimos sin parar. Hizo solcito. Bebimos tintos de verano. Y lo más importante: compartimos con amigos. Nos acompañaron Sergio y Juandi, Kris y Edu. Ah, y Adrián Coto, que tomó las fotos.

Pero hoy solo venía a hacerles la boca agua. Mañana, con tiempo, les cuento cómo se prepara un escabeche de sandía, cuya receta funciona igual de bien con cualquier fruta de la estación: manga madura, melón, piña, guayaba, fresa… Se van a caer para atrás spacer

  • Bookmark en Delicious
  • Digg
  • Recomiéndelo en Facebook
  • StumbleUpon
  • Tweet about it
  • Suscríbase a los comentarios de este post
visto 9050 veces por 1885 visitantes

Guardado en Almuerzo, buenas carnes, comida completa, vivenciales | 2 Comentarios »

Algunos placeres

24/02/2012 por furia

Les cuento un secreto: nada me queda tan rico como la pizza. Todo tiene que ver con la receta de pasta de mi mamá, y cómo la he mejorado intensamente con el paso de los años. La pasta de mi mamá es mítica, como mi mamá. Quienes conocen a doña Doris desde finales de los 90´s tuvieron sin duda alguna la oportunidad de probar sus galletas. De hecho, hubo un glorioso tiempo en el que las “galletas de la mamá” se conseguían en algunas cafeterías de San Pedro, y yo era famosa. Me paraba gente desconocida en el pretil de la UCR: “muchacha de las galletas de la mamá, ¿anda galletas de la mamá?”. Era 1999 y yo vendía galletas en paquetes de 4 a 150. En fin, gloriosos tiempos. Las tales galletas tenían coco fresco rallado, hojuelas de avena, semillas de linaza y sésamo y dulce de tapa. Y eran la muerte a caballo.

Pero volvamos al secreto. Doña Doris tiene una habilidad innata para el horno que yo definitivamente no poseo. Mi mamá hace galletas por docena en un hornito de tostar pan. Y le quedan deliciosas -maldita sea-. Un día, hace unos cuantos años, la mae me llamó contentísima, para contarme que había hecho una pizza deliciosa. Incrédula de mí, me imaginé una pasta-baguette tipo pizzahut, de esa que de tanta levadura produce acidez estomacal con solo olerla. Imbécil de mí: cuando probé la tal pizza, tuve que cerrar la boca ipso facto. Ustedes entenderán… mi mamá es una de esas señoras que siempre tienen la razón. No le pedí la receta de una vez porque me parecía humillante. De hecho, se la pedí de forma casual y disimulada un par de meses después, durante una de nuestras conversaciones telefónicas matutinas. Y con receta en mano, me dediqué a tratar de superar a doña Doris incansablemente durante todo el 2009, año de la pizza. En ese año invité incansablemente a todo el mundo. Todos mis amigos pasaron por la casa a comerse un pedacito. Al principio me quedaba muy seca. Luego muy suave. Qué dolor.

Por acá mismo hubo recetas de pizza con la pasta de mi mamá. En diferentes ocasiones y con diferentes climas, ha sido interesante probar la receta una y otra vez. La base sigue siendo la misma: 2 tazas de harina y 1 cucharada de levadura. 1 taza de agua, 1/2 cucharada de azúcar y una pizca de sal. Es bien. Si quiere, póngale hierbas. Mi amiga Feli hace la suya con romero fresco y le queda sabrosísima. En fin, el secreto está en amasar con amor. JAJAJA. Sí, así como lo oye: amase con mucho amor. No, ya en serio: entibie su agua. Si usted no conoce la diferencia entre “tibio” y “caliente”, no se moleste en seguir esta receta, porque no le va a servir. Vamos a hacer una cosa. En una taza onda, coloque el azúcar. Entibie su agua. Mezcle su agua tibia con el azúcar. Y ahí, por encima, vierta la levadura. No haga mucho más por el momento. Solo deje que la levadura y el azúcar revienten juntas en un charco pastoso de color grisáceo. Aparte, revuelva la harina, la sal y lo que sea que le vaya a poner a su pasta (romero, tomillo, finas hierbas, pimienta, hojuelas de chile…). Dele unos 5 minutos a la levadura y ahí sí, comience a revolver. Al principio es un poco complicado, pero después se pasa. Forme una bola con su pasta. Si cree que necesita más harina, vaya agregándola de a poco. Vierta la mezcla sobre una superficie limpia, firme y seca previamente cubierta con harina y amase tantito. Cubra sus manitas con aceite de oliva, y cubra su bola de pasta con aceitito, cual si fuera nalga de bebé. Devuelva a la taza y cubra con trapito húmedo. Guarde por ahí, donde no le dé la luz. Sí, la gaveta de la alacena es un buen lugar, y le respondo porque sé que se lo estaba preguntando.

Ahora, precaliente su horno. Esta mi pizza de hoy es muy especial. Protti me debía mi camembert de cumpleaños. De hecho, lo compró y lo dejó olvidado en Guanacaste. Y tuve que esperar una semana extra por él. Pero como el queso tuvo que esperar una semana extra por mí, resultó que estaba muy, muy maduro. Desde que lo vi pensé “este mae va para una pizza”. Y fue. Acompañado de prosciutto di parma y arúgula. Decidí no ponerle salsa de tomate. Más bien, hice un sofrito con 1 cebolla grande cortada en julianas, 4 dientes de ajo picados finísimo y varias rodajas delgadas de tomate. Esto fue condimentado con sal, pimienta, aceite de oliva y un pelito de azúcar. Después rallamos aproximadamente 1 taza de mozzarella.

Volviendo a la pasta, ya con el horno caliente, la estiramos y la extendimos sobre un molde enharinado. La dejé un poquito gruesa. No mucho, no vaya a creer. Solo un poquito más gruesa que de costumbre. La metí sola al horno para que se cocinara por debajo. Unos 10 minutos, a 190°C. Luego la saqué y la barnicé con aceite de oliva y un poquito de sal gruesa. Encima, el sofrito distribuido de manera uniforme. Luego el mozzarella y el camembert en trocitos. Al horno de nuevo, a 200°C durante 20 minutos más. Sacamos la pizza del horno y la cubrimos con lonjas de prosciutto y hojas frescas de arúgula. Me la comí con birra y sí, le cuento que estaba deliciosa y fuera de este mundo. Si no me cree, imagínesela:

spacer (La foto es de Adrián Coto)

No le puedo explicar. De hecho, me encantaría que la pruebe. Estoy pensando que tal vez en marzo haya casa abierta con pizza para unas cuantas personas que se apuren a reservar en el momento adecuado. Así que manténgase en sintonía para que no se le pase la fecha.

  • Bookmark en Delicious
  • Digg
  • Recomiéndelo en Facebook
  • StumbleUpon
  • Tweet about it
  • Suscríbase a los comentarios de este post
visto 10584 veces por 2165 visitantes

Guardado en De horno, Recetas, Soda Gourmet,

gipoco.com is neither affiliated with the authors of this page nor responsible for its contents. This is a safe-cache copy of the original web site.