La castidad es el uso correcto de la capacidad generativa y de los actos relacionados con ésta. En el matrimonio reclama fidelidad, fuera de él, abstinencia gozosa.
El hombre es, a decir de Pascal, el objeto más sorprendente de la naturaleza. Ya que es una persona, es un ser dotado de conciencia, de inteligencia, de libre albedrío, con la capacidad de amar y al mismo tiempo, tiene un cuerpo. Mientras que los ángeles y Dios son seres puramente espirituales, el hombre es una persona encarnada en un cuerpo, y este cuerpo tiene características sexuales. El hombre nace con sexo masculino o femenino.
Deseo comenzar este tema sobre la sexualidad y la castidad con una lectura resumida del Evangelio de San Lucas, 24, 13-35, sobre los discípulos de Emaús:
El asunto sexual no es un asunto meramente biológico; la educación correspondiente no es un tipo de materia que pueda realizarse con independencia de los otros aspectos educativos: el intelectual, el social, el moral.
Aunque no se ofreciera educación sexual en las escuelas, de todas maneras nuestros hijos tienen que enfrentarse a una cultura que los está estimulando constantemente y que está saturada con información errónea sobre la vida sexual. Muchos de los padres están tan confusos como sus hijos. ¿Qué podemos hacer nosotros, los educadores, y especialmente los educadores religiosos? ¿Debemos ignorar este reto a la salud, la estabilidad emocional y la salvación de sus almas?
En el tema de la homosexualidad, Human Life International mantiene la posición del Magisterio de la Iglesia Católica que distingue entre el pecado, o sea el acto homosexual -- el cual siempre debe condenarse -- y el pecador, es decir, el que comete tales actos -- al cual hay que mirar siempre con misericordia y amor, ya que es un ser humano creado a imagen y semejanza de Dios y por quien Cristo ha dado su vida. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que los actos homosexuales "son contrarios a la ley natural... Cierran el acto sexual al don de la vida... No pueden recibir aprobación en ningún caso" (número 2357). Por otro lado, las personas homosexuales "debe ser acogidas con respeto, compasión y delicadeza" (número 2358). No obstante, como todas las demás personas, "las personas homosexuales están llamadas a la castidad" (número 2359).