Recuerdos de la guerra en España

Posted on 8 mayo, 2012 by leeryviajar

Título: Recuerdos de la guerra en España

Autor: George Orwell

Reseña hecha por : Iván Marcos  @ivanmarcos

Hablar de Geoge Orwell es  hacerlo de uno de los grandes pensadores e intelectuales del pasado siglo XX. El autor inglés llegaba a los olimpos de la Literatura Universal con dos alegatos contra los fascismos y totalitarismo: las obras maestras  Rebelión en la granja y 1984. spacer

Además de su libro Los días de Birmania tenía desde hace tiempo muchas  ganas de leer el presente  libro sobre la experiencia de Orwell en España. Como tantos otros intelectuales y reporteros de prestigio de la primera mitad del siglo XX vino a  España y contó  lo que pudo ver y sentir.

Y es que durante aquella década de las treinta España era el destino que todos esos escritores y viajeros marcaban para vivir experiencias.

Al igual que Ernest Hemingway o Robert Capa, la Guerra Civil española fue una parte importante de su vida y  repercutió de forma directa en su obra. La barbarie que se vivió en territorio español sirvió como preludio y campo de experimentación de lo que fue años más tarde  la Segunda Guerra Mundial. Ante todo ello algunos escritores y reporteros como Orwell fueron algunos de los que contaban parte de lo que pasaba en aquel infame conflicto.

La mirada de Orwell es la de una persona que viene de fuera pero que tiene  la capacidad de entender de primera mano parte del caos que ocurría. Durante esos años la crueldad  de la guerra civil  iba asolar  España y sería la semilla tanto del conflicto global como de las  cuatro décadas con la dictadura franquista.

El genio Orwell tiene la capacidad de observar y contar   los desastres humanos que estaban ocurriendo en aquella cruel guerra civil. Pero  también tiene la enorme  capacidad de mirar más allá y hacernos ver la hipocresía y la pasividad de las grandes potencias que miraban de lejos lo que estaba sucediendo.

Un libro altamente recomendable que nos lleva a España y a las reflexiones de  uno de los grandes nombres de la Literatura Universal.

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Fiesta

Posted on 2 mayo, 2012 by leeryviajar

Título: Fiesta

Autor: Ernest Hemingway

Reseña hecha por : Iván Marcos  @ivanmarcos

Hablar de Hemingway es hacerlo de una  de las principales figuras de la Literatura del pasado siglo XX. Un autor y una obra atemporal que sigue fascinando a millones de personas en la actualidad y que llevaba  al Nobel norteamericano a la categoría de mito. Como en tantos otros libros, la calidad de una obra permite identificar a un evento o a una ciudad con un autor y una historia.spacer

Eso es lo que ocurre con Fiesta, que fue una de esas novelas fetiches para muchos anglosajones y que puso a Pamplona y a los Sanfermines en el ámbito internacional. Con ello, España y los encierros fueron vistos por muchos como uno de esos eventos internacionales dignos de renombre y de ser vividos.

El libro es una novela que transcurre entre Francia y España , además de Pamplona hay referencias a otras ciudades como son Madrid, San Sebastián, Bayona o Biarritz. La primera parte del libro tiene lugar en aquella mágica París , la capital gala  era  en esos tiempos una ciudad global que servía como  hogar a muchos  de los grandes nombres de la cultura y las artes. Y era allí en la capital francesa donde Hemingway vivió parte de su vida y que formaba aquello de la llamada generación perdida.

La vida social, las fiestas, los amores y desamores transcurren en la primera parte de la obra en la ciudad del Sena. En la segunda los protagonistas deciden emprender viaje e irse a España para disfrutar de la pesca y sobre todo esa fiesta de los Sanfermines. Pamplona era el destino final para disfrutar de una intensa semana de vida en estado puro.

Fiesta es una palabra perfecta que define esos momentos y que  da título de forma magistral  al libro. Ese estado constante es el  que  viene a reflejar el desenfreno de la vida y de múltiples experiencias de aquellos legendarios viajes . Vino, buena comida, encierros, toros, amores y amistad aparecen como parte fundamental de la que fue la primera gran obra del gran Hemingway. Entre todo ello, la prosa del maestro sirve como la semilla básica y fundamental para sentir la atracción que muchos intelectuales, viajeros y escritores tenían con España.

Una novela fundamental del siglo XX que nos sirve para entender parte de las experiencias y  vida de aquellos tiempos. Son constantes las muestras que ayudan a ver la ficción como parte de la realidad que  Hemingway disfrutaba durante sus numerosos viajes a Pamplona. Un libro y un legado que nos sirve para comprender una época y una forma de vida. Con ello podemos entender  a aquellos americanos que vivían intensamente la vida en la Francia y España de la primera mitad del siglo XX.

Un libro que puso a Pamplona y a los Sanfermines en el mapa  internacional para millones de personas. En definitiva , se trata de una obra fundamental para viajar con una de las grandes personalidades literarias y viajeras del pasado siglo.

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Viaje a Lhasa

Posted on 30 abril, 2012 by leeryviajar

Título: Viaje a Lhasa

Autora: Alexandra David-Néel

Reseña hecha por : Alicia Ortego   @Alisetter

Nuestra entrada en Lhasa encierra algo de prodigio. A nuestra llegada, la atmósfera hasta entonces en calma, se altera de repente. En unos segundos se forma una tempestad imponente, que levanta hasta el cielo nubes de arena. He visto el simún en el Sáhara y este terrible aguacero seco me da la impresión de haber vuelto al gran desierto. Nos cruzan sombras borrosas, gentes encorvadas cubriéndose el rostro con las largas mangas de sus trajes. ¿Quién podría vernos llegar? ¿Quién podría reconocernos?”. spacer

Vuelvo a leer a Alexandra David-Néel y vuelvo a viajar con ella, es imposible no hacerlo, así como es imposible no admirar a esta mujer que se echó a los caminos de Asia sin mirar atrás y con una valentía, curiosidad y afán de aprendizaje enormes.

Quizá sea éste el libro que más me ha gustado, y la aventura que más me ha admirado de esta gran viajera.

Aquí nos relata su viaje a Lhasa, cuando el Tíbet era un reino prohibido a los “philings ”, los extranjeros de piel y ojos blancos, según sus moradores. Hoy no es un reino prohibido, estrictamente hablando, pero en cambio es férreamente controlado y administrado en sus visitas, incluyendo cierre de fronteras en al menos una vez al año (cuando se celebra el Año Nuevo Chino).

¿Qué me había atrevido a soñar? ¿En qué descabellada aventura estaba a punto de meterme? Pensaba en mis viajes precedentes, se me despertaban los recuerdos de las fatigas soportadas, de los peligros corridos, de las horas en que la muerte me había rozado. ¿Sería aún peor lo que me aguardaba? ¿Cuál sería el final? ¿Triunfaría? ¿Llegaría a Lhasa riéndome de los que se lo impiden a cualquier extranjero? ¿Moriría arrebatada por una enfermedad al pie de un árbol o en el fondo de una caverna, como un animal salvaje? ¿O quizá a manos de un bandolero? ¿Quién podía saberlo?”.

Ella decidió saltarse esa prohibición, y después de algunos intentos infructuosos, consiguió llegar, caminar y finalmente vivir en Lhasa, todo durante casi un año y en compañía de su hijo adoptivo, un joven lama de la secta de los gorros rojos, famosos por el dominio de las artes de la adivinación.

¿Mi fardo pesaba? ¿Sus correas se me clavaban en la espalda? Sí, me di cuenta más tarde, pero de momento no sentía ninguna sensación física. Chocaba contra rocas abruptas, me desollaba las manos y el rostro con los pinchos de los matorrales, pero ni me daba cuenta, resistiendo, hipnotizada por mi voluntad de triunfar” .

Pero claro, no es algo que se prepare y haga de la noche a la mañana, no… Alexandra hablaba tibetano fluidamente y conocía en profundidad las costumbres y maneras tibetanas, gracias a sus estudios orientalistas y a sus estancias en las regiones periféricas al reino de las nieves. Esto fue realmente decisivo para no ser descubierta, denunciada y expulsada del país. Y así, vestida de mendiga peregrina, maquillando con grasa y cenizas su cara, tiñendo su pelo con una barra de tinta chinay alargándolo con crines de yak (como hacen las tibetanas), adoptando vestimentas y falsas identidades para poder pasar desapercibidos y con muy poco equipaje (el que soportaban sus espaldas, escondiendo los objetos extraños al país como una brújula, y el dinero que llevaban ya que eran mendigos), se adentró a pie junto con su hijo lama, Yongden.

A pesar de su conocimiento profundo de los modos y costumbres del país, muchos detalles podrían ser advertidos como sospechosos, así que no tenía más remedio que rehuir en lo posible los encuentros con los tibetanos, y renunciar a cualquier tipo de compañía y amistad… pero poco a poco las cosas se relajan, y no es capaz de renunciar a la oportunidad inigualable de mezclarse con las gentes tibetanas de todo tipo y condición, en peregrinaje, e interactuar con ellos de igual a igual. Siempre representando su papel, el de madre sumisa y obediente para con su hijo lama.

-Madre, recitad dölma.

Obedeciendo, entono una salmodia… cuya única finalidad es que me dejen tranquila.

Con exhortaciones de este tipo, Yongden me evita habitualmente la prueba agotadora de las charlas interminables en las que, por mi pronunciación o por el empleo –al que estoy acostumbrada- de términos literarios, podrían asombrar a los campesinos”.

Pasar desapercibido en un país que, al menos entonces, era dado a la charla y sobre todo a los interrogatorios a todos los viajeros que constituyen una novedad, no es una tarea nada fácil. Allí donde te encuentras con alguien, ése alguien te preguntará quién eres, de dónde vienes, a dónde vas, y un largo etcétera. Alexandra no deja de recordar en su libro el miedo y la inquietud que sintió una y otra vez, sobre todo en las primeras semanas, ante la idea de que les descubrieran.

Todo el viaje o más bien peregrinaje transcurre en el otoño avanzado e invierno.

Increíble que pudiesen aguantar esas temperaturas con tan sólo una lona de algodón que plantaban sólo si el lugar estaba desierto y había nieve para que se confundiera con el paisaje, porque en Tibet nadie usa ése tipo de cobijos. Las más de las veces, tuvieron que dormir a cielo raso, bajo la nieve, con sus escasas y pobres ropas. Sólo el agotamiento de las caminatas hacían que se durmieran.

Increíble que pasaran días y días caminando, con esa altitud y no siempre con algo para comer y ni tan siquiera beber. Lo que comían lo ganaban con las “dotes adivinatorias” del lama, y con las limosnas que, eso sí, en Tibet no suelen negar (aunque a veces hagan cosas estrambóticas para no darse por aludidos y que así los dioses no les penalicen por su racanería, je, je).

Nunca en mi vida había hecho un viaje tan barato. Yongden y yo reíamos a menudo recordando los detalles de las obras de los exploradores que hablan con minuciosidad de los numerosos camellos o mulas que componen sus caravanas, de los centenares de víveres que transportaban, con el consiguiente gasto que todo esto lleva consigo, para fracasar más o menos cerca de su meta”.

Porque además en este libro, como en todos los de Alexandra, hay humor… ¿quién puede hacer un viaje como ése, o cualquier viaje, si no es con humor? . Hay acción, misterio, perspicacia, inteligencia, humanidad…

Sus apuntes sobre el paisaje, la cultura, la forma de pensar de los tibetanos, e incluso algunas sobre la política y organización del país, hacen de éste otro libro magnífico para acercarnos al Tibet de aquellos tiempos.

Abriré un paréntesis para aclarar que el hecho de mostrar el camino a un viajero o guiarle se considera, desde el punto de vista religioso, digno de mérito en el Tibet. Según las creencias lamaístas, el que conscientemente indica una dirección falsa a un viajero y sobre todo a un peregrino o a un lama, y no le advierte de que se equivoca de camino, va errante después de su muerte, en los Bardos, sombra miserable, incapaz de encontrar el camino de la reencarnación en ningún mundo”. 

¿Qué quedará de todo ello? Ardo en deseos de, al menos, atisbarlo… Sí, no veo la hora en que yo misma llegue a Tibet y recuerde a esta mujer gritando al viento ¡Lha Gyalo! ¡Los dioses han triunfado! (un grito que se da cada vez que se alcanza una meta lejana, o se llega a un puerto de montaña).

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El japón heroico y galante

Posted on 23 abril, 2012 by leeryviajar

Título: El japón heroico y galante

Autor: Enrique Gómez Carrillo

Reseña hecha por : Carlos Olmo Bosco  @vagamundo

spacer Si hay algo que me gusta de los libros de viajes es que muchas veces nos llevan a mundos que dejaron ya de existir, ya sea porque el libro está escrito hace mucho tiempo, o porque el lugar, cultura o país que describen han cambiado tanto que nadie lo reconocería en una lectura actual.

Hace un siglo exacto de la publicación de este libro, cuyo título ya nos indica que dentro vamos a encontrar un libro antiguo, que no viejo, ya que tanto por el estilo literario como por lo que describe Enrique, el mundo tradicional de los samurais y las geishas se nos presenta en primera persona.

A finales de junio de 1905, el escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo embarca en Marsella con destino a Japón contratado para enviar crónicas periodísticas a los periódicos “El Liberal”, de Madrid, y “La Nación”, de Buenos Aires, sobre el país que había aplastado a Rusia en la guerra que les confrontó en 1905.

Tras cuatro meses de estancia regresa a Europa, y sus crónicas se recogerían a posteriori en el libro “Viaje al Oriente”. Pero el impacto que supuso un país y una cultura tan diferentes, no podían menos que fructificar en una obra más personal e íntima,  El Japón heroico y galante, publicado en 1912, que describe la vida del Japón de principios de siglo XX, y  las  leyendas tradicionales sobre espíritus, guerreros, geishas y amores prohibidos.

Escrito en una época en que el concepto “políticamente correcto” no existía, Enrique Gómez Carrillo no se centra sólo en el relato de los mitos populares, de la poesía japonesa, y de las ceremonias religiosas.

Su fascinación sobre el harakiri le lleva a escribir con admiración “Y el harakiri vive. Ni ha desaparecido ni desaparecerá nunca. Es uno de los principios esenciales del código de la caballerosidad nacional, el más bello y el más estricto de todos quizá, puesto que no sólo demuestra heroísmo y orgullo, honor y dignidad, sino también espíritu de sacrificio y de desinterés. Los que se suicidan, en efecto, suelen hacerlo con altruismo admirable.”

Describe la miseria y pobreza de los barrios marginales de Tokio, las calles que sólo admitían dos estados, o barrizal o nube de polvo, y la infelicidad de miles de personas que viven hacinadas en chabolas.

Habla también,  narrado sin pudor como experiencia en primera persona, del encuentro carnal con una prostituta y el elaborado ritual que supone, además de la situación general de sumisión de la mujer frente al hombre.

Sus expresiones, como llamar amarillos a los japoneses, y decir que sus mujeres, excepto las de clase alta y las profesionales del sexo,  son feas, le garantizarían hoy el despido fulminante en un periódico actual, y su prosa florida y llena de expresiones anacrónicas, hacen de este libro una especie de túnel del tiempo en el que retrocedemos 100 años, del japón hipertecnificado y moderno de hoy en día, al de hace un siglo, cuando el harakiri era algo habitual en las personas de la clase noble y guerrera.

Pero lo que ha cambiado son principalmente las formas, y podemos vislumbrar que el Japón, escrito así, con el artículo, no sería hoy lo que es sin los acontecimientos que modelaron el s. XX, desde la guerra ruso-japonesa de 1905, con el triunfo aplastante de los nipones, hasta el desmoronamiento del imperio japonés en 1945 y su posterior reconversión como potencia industrial y tecnológica.

Como datos curiosos de la biografía de Enrique Gómez Carrillo podemos decir que se casó en 1919 con la famosa cupletista española Raquel Meyer, de la que se divorció tres años después, y que su última esposa, Consuelo Suncín, se casó, después de la muerte de Enrique Gómez Carrillo en 1927, con el célebre escritor y aviador Antoine de Saint-Exupéry en 1931, al que conoció en Buenos Aires cuando era piloto de la compañía Aeropostal.

El libro ha tenido varias ediciones, y además de la imagen de arriba, de la edición 2009 por Ediciones del Viento, he recopilado algunas imágenes de portada de ediciones anteriores.

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La guerra del fútbol

Posted on 20 abril, 2012 by leeryviajar

Título: La guerra del fútbol

Autor: Ryszard Kapuscinski

Reseña hecha por : Iván Marcos  @ivanmarcos

La mirada de Kapuscinski fue la de un viajero y humanista que nos llevó a algunas zonas de conflicto del planeta. Apasionado por las gentes y ciertas latitudes desfavorecidas, el reportero polaco tuvo la capacidad de hablarnos  humanísticamente  de aquellos lugares que estaban entre guerras y dictadores.spacer

Uno de sus libros menos conocidos es el que hoy reseño, nos lleva a América Central y a hablar de un conflicto absurdo y que lleva impronta la estupidez. Se trata del conflicto entre Honduras y El Salvador y fue incendiado por unos partidos del deporte rey. Los hinchas de Honduras acudieron a molestar  en el hotel donde se alojaba el equipo de El Salvador en Tegucigalpa. Petardos, piedras, rotura de cristales, claxones a todo trapo fueron algunos de los hechos que hicieron que dichos deportistas no pudieron pegar ojo en toda la noche.

Al día siguiente el equipo de Honduras vencía por 1 a 0 a un equipo de El Salvador muerto de sueño. Tras la derrota una joven llamada Amelia Bolaños se suicida con un disparo y el periódico local publicaba “ Una joven que no pudo soportar la humillación a la que fue sometida su patria”.

Una semana después en el partido de vuelta fue el equipo de Honduras el que no pudo pegar ojo, en aquella ocasión se rompieron los cristales e incluso se lanzaban ratas muertas y huevos podridos al interior de las habitaciones de los jugadores. Luego la bandera fue quemada y perdieron el partido frente a El Salvador por 3 a 0. Llevados con la lógica escolta al aeropuerto vieron como tras ello se cerraban las fronteras entre ambos países.

Y así fue como Kapuscinski llegaba a Tegucigalpa para informar de un conflicto inminente que supo venir llegar. Ser polaco era pertenecer a un bloque del Este, lo que no era del todo sencillo para Kapuscinski, muchas personas desconocían si Polonia era una ciudad o un país, y era así como se enviaban fax y telex en polaco para informar de un nuevo conflicto en tierras centroamericanas. Trabajando sobre el terreno, viajamos con el genial reportero a un conflicto olvidado, para ellos vamos con Kapuscinski internándonos en el interior de la guerra y en las zonas rurales.

Y al final, tras la intervención de diversos países de América Latina se puso fin a un conflicto que roza lo absurdo. Todo se originaba con aquellos partidos de fútbol que al final son parte que esconden los problemas de las masas. Entendemos al final del libro la problemática de los movimientos migratorios, de la pobreza en muchas zonas del campo y el poder de ciertas multinacionales que crean aquel dicho popular de repúblicas bananeras. Y como siempre el telón de fondo de la pobreza y absoluta miseria de unas sociedades teledirigidas por grandes terratenientes y por enormes desigualdades sociales.

Y allí estaba Kapuscinski con su mirada humanista para contarnos algo de aquella guerra absurda que fue otra de esas señales que nos llevaba a ver algunas de las grandes miserias del ser humano.

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El cartero de Neruda

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