Cuando rozar el cielo con la mano es posible

Por admin. Fecha de publicación: 28 Mayo, 2012

Aragón es un estupendo destino de turismo de aventura cuando de lo que se trata es de “tocar el cielo”. Desde actividades más accesibles como el arborismo o las vías ferratas hasta las de más altura, como el parapente o el heliesquí (en invierno). Todo depende del coraje que le eche cada uno y de las ganas de descargar adrenalina.

Las Vías Ferratas son una experiencia muy indicada como iniciación a la escalada o  para excursionistas experimentados en la montaña que quieren dar un paso más en su contacto con el monte. Podemos decir que es la versión “light” de la escalada, aunque no por ello está exenta de una serie de riesgos que es imprescindible conocer.

Las Vías Ferratas pueden desarrollarse tanto vertical como horizontalmente, aunque casi siempre están dispuestas a lo largo de paredes de roca. Su aspecto, a simple vista, es muchas veces el de una cicatriz en la piedra, rematada por clavos y grapas. Pero éstos no son los únicos elementos. También hay puentes colgantes, cadenas, pasamanos y tirolinas que van guiando a quienes las recorren y les mantienen en constante atención, ya aunque ésta es una actividad aparentemente fácil en la que no se puede bajar la guardia en ningún momento, a pesar de que quien recorre la vía ferrata va sujeto con un cable que asegura en caso de caída.

Aunque la mayoría de Vías Ferratas de Aragón fueron dispuestas a mediados de los años 90, pueden presumir en Cotatuero (Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido) de contar con las primeras clavijas de España, que el herrero de Torla Bartolomé Lafuente y Miguel Bringola instalaron en 1881 por encargo de un cazador inglés.

En Aragón podemos encontrar Vías Ferratas en las tres provincias, aunque quizás las más conocidas son, en Huesca, las de Biescas, Benasque, Rodellar, Riglos, y por supuesto, la de la cascada del Sorrosal de Broto; en Zaragoza, las de Murillo de Gállego; y en Teruel las de Castellote y Huesa del Común.

Si lo que buscamos son ya emociones más fuertes como la escalada, la Comarca de la Hoya de Huesca es para muchos el cielo aragonés de este exigente deporte. Riglos y Agüero, se alzan imponentes, con sus 300 metros de verticalidad pétrea que no son obstáculo para los habilidosos escaladores que llegan hasta aquí desde todos los puntos de España.

Y siempre con la seguridad como premisa, podemos encontrar más deportes en los que el no padecer de vértigo es indispensable. En los últimos tiempos se ha puesto de moda el arborismo, una práctica en la que pueden iniciarse hasta los niños, ya que existen muchos niveles. Son la versión divertida de las poleas, llevadas muchas veces al extremo con pasarelas, puentes tibetanos y plataformas colgadas de los árboles. Se trata de avanzar de copa en copa, como si de Tarzán se tratase, pero colgado de estudiadas tirolinas que a veces superan hasta los 150 metros.
Lo más idílico es practicarlo en una zona boscosa, para sentirme más integrado, pero puede practicarse también en un parque multiaventura, e incluso en Zaragoza capital, que cuenta en su Parque Metropolitano del Agua con una zona de estas características.

Donde sí que no existen niveles es en el puenting. Aquí no hay que tener práctica ni una excelente forma física. Sólo….coraje. Un arnés de seguridad, dos cuerdas sujetas a las piernas, y a dar el salto! Las empresas que cuentan con esta actividad dentro de su catálogo están integradas en su mayoría en la provincia de Huesca.

Pero si hablamos de volar, es inevitable nombrar la población oscense de Castejón de Sos, considerada la capital española del parapente. Cuatro escuelas operan en este bello rincón de la Ribagorza, muy próximo a Benasque, conocido como importante foco de atracción turística de los esquiadores que acuden a Cerler.  Lo malo, el vértigo;  lo bueno, que para sentir la libertad de los pájaros no es necesario tener experiencia, ya que existe la opción de volar en tándem o en biplazas, siempre acompañado y dirigido por un piloto experto.

También en el aeródromo de Santa Cilia, a 14 kilómetros de Jaca se puede hacer el salto en tándem, pero en esta ocasión desde una avioneta, que nos lanza al vacío atados a un paracaídas. Para muchos es una de esas actividades que uno quiere hacer al menos una vez en la vida. Por eso, el Centro de Paracaidismo Pirineos propone el regalar saltos, para ayudar a amigos o familiares a cumplir su sueño de acariciar el cielo.

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Etiquetas: Agüero, ala delta, arborismo, benasque, castejón de sos, cerler, deportes de aventura, escalada, heliesqui, heliesquí aragón, multiaventura, paracaidismo, parapente, puenting, riglos, tirolinas, vias ferratas aragon
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