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Los jardines de la UX Spain

13/05/2012 | Congresos, Experiencia de usuario | 8 personas han dicho algo

Recién acaba de terminar el evento y me vuelvo con más preocupaciones que las que iba.

Reconozco que he asistido con bastante pereza al evento: a la mitad de los ponentes no los conocía y sus temas me parecían muy introductorios; a la otra mitad, porque los conocía y sus temas me parecían muy habituales.

El primer día la calidad general de las presentaciones fue de ‘aprobado raspado’.  Los asistentes se cebaron en los jóvenes -y no tan jóvenes- que subieron al escenario:  por su academicismo, por su tema, por su forma de leer las presentaciones…

El segundo día los ponentes se pusieron las pilas para que no les crucificaran en Twitter y el nivel subió un poco hasta el ‘notable bajo’.

Durante los dos días, el feedback directo desde las butacas fue bastante escueto, casi limitándose a los aplausos, excepto en el debate final, donde los jardines se abrieron al público.

Como antes comentaba, el público es muy diverso:

  • investigadores, programadores, diseñadores, gestores…
  • de Madrid, de Barcelona, de otras provincias…
  • profesores de masters, estudiantes de masters, gente que aprende haciendo y leyendo…
  • gente de 40 años que lleva en internet desde hace 20 años, gente de 20 años nativos digitales…

Ante tal variedad, y con las condiciones ambientales adecuadas (calor, hacinamiento, aburrimiento, el caldo de Twitter, el espíritu del 15M), ante la más mínima chispa, salta el fuego. Y al final, saltó.

¿Los test de usuarios no son necesarios?

Este fue el primero y más polémico de los temas.  Twitter se inflamó y llegó a ser trending topic en España.

A favor de la tesis estaban los veteranos de Cadius. En contra, el resto del mundo:  los que pagan su hipoteca con ellos, o los que repiten como un mantra aprendido que no sólo son necesarios, sino que son imprescindibles.

Es lo que pasa cuando derribas un pilar de una religión, que la gente se mosquea. En la actualidad, los proyectos de diseño se cuentan por miles. Me atrevo a aventurar que ni el 5% de esos proyectos (siendo generosa) se testan en laboratorio clásico, y si lo hacen es por alguna de estas razones:

  • porque la empresa quiere estar muy segura antes de lanzar un producto al mercado
  • porque tienen problemas de conversión y no son capaces de detectar dónde está el problema
  • porque los usuarios son muy especiales, y ponerse en su piel es muy complicado para un diseñador
  • porque es política de la empresa, porque tiene dinero para hacerlo y/o porque quiere hacerlo

Por ejemplo, si hacemos un sitio web normalito para una pyme, o montamos un blog para un amiguete, ¿a que no lo testeamos en un laboratorio? Es lo que Jesús Gorriti o  Javier Cañada querían decir con lo de que tenemos herramientas y paradigmas aprendidos que nos permiten no tener que testar siempre en laboratorio.

Pero… ¿y si tenemos que diseñar algo más complejo, como el interfaz de una lavadora para ancianos o un bisturí para neurocirujanos? Aún siendo un diseñador experto y especializado en ese área,  la investigación es necesaria. Sí o sí. Ya veremos si es en laboratorio, en casa de los usuarios, en el centro comercial estudiando los diferentes tipos de lavadoras que hay, o en la biblioteca leyendo libros del sector… Si no investigas, no avanzas. Te quedas aplicando siempre los paradigmas aprendidos. Eso es aburrido, y no puede haber peor enemigo para un diseñador de Experiencia de Usuario que un proyecto sea aburrido. Y para nuestros clientes, eso es mortal.

Que significa trabajar en UX

Según uno de mis profesores, los que nos dedicamos a la experiencia de usuario somos  gente de letras que no podemos trabajar en nuestro campo y que tenemos que buscarnos la vida en otros sectores, pero que realmente no tenemos ni idea de diseño industrial.

Ante esta afirmación (no exenta de mucha razón), me gusta argumentar que, en el fondo, todos los que participamos en un proyecto estamos colaborando en su éxito final. Da igual si eres programador de front o de back, si eres el que eliges los materiales del producto, el que negocias el precio de los proveedores o el que recibe a las usuarios y les acompaña hasta el laboratorio. Como diría el limpiador de Cabo Cañaveral a J.F. Kennedy, “estoy ayudando a mi pais a pisar la luna”.

Cualquier persona, en cualquier puesto, afecta al diseño de la Experiencia de Usuario. Todos los que trabajamos en el producto o servicio (tanto en su creación como en su ejecución), estamos ayudando a poner un pie en la luna. De nada sirve que en las especificaciones del servicio diga que los camareros deban ser simpáticos, si luego no lo son.

Como comentó Justyna Adamczyk, de Tuenti, las labores de un puesto de UX no están nada claras, porque en el fondo, todos afectamos al resultado final, que es lo importante. Unos pintan prototipos, otros investigan con usuarios, otros programan, otros seleccionan los materiales… Entre todos, se llega o no a la luna.

El problema de que todo sea UX, es que al final el término se pervierte y nada es UX.  Quizá sería mejor así. Nos evitaríamos perder el tiempo en discusiones terminológicas y nos centrariamos en lo importante: en la sonrisa del usuario cuando utiliza nuestro producto o servicio.

Masters, carreras y formación

Aquí se abrió otro bonito jardín para ver si era mejor la formación reglada, la no reglada, la auto-formación, la gratuita, la de pago, el grado, el posgrado, el master…

No quiero entrar mucho porque me parece un debate baldío. Cada cual que elija la que más le guste. Yo prefiero mezclar un poco de cada una y, sobre todo, hacer, un aprendizaje mucho más completo que cualquier cosa que te pueda contar un libro o un profesor.

Madrid, Barcelona y teletrabajo

Otro debate digno de Messi y Cristiano. El volumen de trabajo en las dos ciudades es comparable en términos cuantitativos, no cualitativos. Nadie tenía datos actualizados y, aunque los tuviera, ¿para qué entrar en esa discusión?

En cuanto al teletrabajo, cada cual cuenta la feria según le va.

Por qué nos dedicamos a esto

Por dinero. Si no nos pagaran, trabajaríamos en otra cosa. Dejemos de ser unos buenos-rollistas del amor al usuario y pongamos en valor nuestro trabajo. Pagamos dinero para cursar masters, pagamos dinero para comprar libros, pagamos dinero y tiempo por ir de conferencias, pagamos tiempo para cuidar de nuestra marca personal a través de blogs y participación en conferencias. Somos profesionales, no una ONG, aportamos valor a las empresas.

A modo de conclusión

En definitiva, es bueno que haya debates en la comunidad donde cada uno exprese su punto de vista y se implique emocionalmente porque nos importa y nos afecta. Twitter nos permite expresar en caliente nuestras sensaciones inmediatas, pero echo de menos un mayor nivel de implicación, e invito a todos los asistentes, una vez apagado el calentón, compartir con la comunidad una reflexión elaborada, no un twit, sobre cualquiera de los temas que se trataron -o no- en UX Spain.

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