Por: Oscar Amaya Zapata.

Se estremece el corazón y el espíritu cuando se escucha a través de los medios de comunicación sobre una nueva masacre  de campesinos en Colombia.

Como nos duele y como se nos parte el corazón al saber que en este tiempo en que se trata de llegar a través del dialogo a un acuerdo de paz con la guerrilla, esta sigue atacando poblaciones indefensas y asesinando policías como ocurrió esta semana en el departamento del Cauca.

Pero lo sucedido ayer en el bello municipio de Santa rosa de osos en Antioquia, rebasa todos los límites de barbarie y razonamiento humano. Allí un grupo de los mal llamados Bacrim o banda criminal “los Rastrojos, Paisas, Urabeños,” o como estos despiadados asesinos se hacen llamar, aniquilaron a sangre fría a 10 humildes trabajadores agrarios pertenecientes a la finca la “España”.

Acaso el móvil de los hechos es la extorsión?  Todo parece indicar que si, al desmovilizarse en el año 2006 durante el gobierno de Álvaro Uribe, estos ejércitos paramilitares dejaron atrás un rezago de violencia, sangre y dolor esparcidos por  campo y ciudad y como un demonio de mil cabezas, algunos de estos elementos que no entregaron armas se convirtieron en vulgares delincuentes comunes que con el poder intimidatorio de los fusiles siguieron con sus negocios de extorsión secuestro,minería ilegal y otras tantas manifestaciones de violencia asolando el campo Colombiano y arruinando la vida de quien se atraviese por delante. A estos sujetos no les importa delinquir y cometer toda clase de afrentas contra la población civil y comunidades, mucho menos realizar estos oprobios ante los ojos de Dios. Ellos solo persiguen sus objetivos personales como son el despojar de tierras a los campesinos y utilizarlas con fines propios, usarlos como mano de obra esclavizada en sus cultivos ilícitos, reclutar a la fuerza hombres, mujeres y niños para así reforzar sus estructuras militares y extorsionar e intimidar a los ciudadanos que inermes ven como estos bandidos gobiernan y dominan a su antojo sus vidas.

Hasta cuando permitiremos esto? Como sociedad civil rechazamos y denunciamos estos hechos de violencia que atentan contra el corazón de la patria. Mas sin embargo esta en manos del gobierno nacional utilizando el poder que la constitución nacional le otorga, combatir con todo el rigor y esfuerzo posible a estos grupos violentos y con su aparato de inteligencia descubrir y castigar con todo el peso de la ley a quienes están detrás de toda esta sombra oscura de crimen y terror que atenta contra la paz y la convivencia en Colombia. Por el bien del país que haya pronto una verdadera justicia,verdad y reparación a todas las victimas de esta violencia que como una pesadilla no parece terminar en esta época.

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