Por; Oscar Amaya Zapata.
Siempre he escuchado el refrán a manera de burla  de que  Colombia “es  el país del sagrado corazón” pues con esta fiesta religiosa instaurada en nuestro imaginario colectivo por un gobierno militar y autoritario del pasado siglo (Rojas Pinilla) Se nos quiere Hacer pensar que en nuestra patria todo es posible y todo puede pasar.

Más no estamos lejos de la realidad. Todos los días nos quejamos de la corrupción y violencia que azota nuestro país, no hay día en que no protestemos por el secuestro de un personaje, por la violencia contra la mujer, el maltrato infantil, crímenes atroces, abusos de parte de autoridades, corrupción pública, justicia permisiva y tantas otras manifestaciones de dolor, desgracia y miseria que a todos nos embarga. Sin embargo somos como un caballito cochero que no mira hacia los lados y siempre sigue hacia el frente, así se trate de un despeñadero.

A qué viene todo esto. Al hecho de que no toleramos que se nos trate de narcotraficantes, violentos, primitivos o mucho menos de mafiosos o matones y acudimos a un nacionalismo mezquino cuando hace poco un periodista Uruguayo, dolido por un resultado deportivo se despachó contra nuestra selección Colombia de fútbol y en general contra nuestra sociedad.

Este sujeto ( Sergio Gorzy ) nos trató de narco democracia y de narco fútbol y aunque luego se retractó de todo lo dicho, quedó en el aire ese tono burlón, discriminatorio y hasta de maltrato y miedo que los ciudadanos extranjeros tienen hacia Colombia.

¿Y porque estamos satanizados en el exterior? Aparte de la violencia política de izquierda, derecha, del narcotráfico y delincuencia común que nos azota hace décadas, nosotros mismos nos hemos encargado de difundir por todo el mundo este mensaje negativo,  y es a través de la televisión. Nuestros dos canales privados RCN y Caracol en una competencia desenfrenada por el RATING de sintonía nos siguen envenenando cada noche con su espiral de violencia que todo corrompe y todo lo daña y con su retrograda hipótesis de mostrar “nuestra realidad” lo único que hacen es incitar a la violencia y a la cultura del dinero fácil, al morbo que tanto gusta en la tele audiencia y a una sociedad sin valores, sin ética y mucho menos sin moral y buenas costumbres.

Como si recordándonos a ese monstruo despiadado y violento de Pablo Escobar “el patrón del mal “con todo su prontuario de desastres no fuera suficiente, ahora nos traen la segunda parte de “el capo”. Si en la primera parte este personaje siniestro nos mostró todo el  rencor y maldad que puede albergar el corazón de un hombre forjando su imperio y reino de terror a través del narcotráfico. En esta segunda parte nos mostraran muy seguramente el lado “humano” y familiar que todos estos bandidos y delincuentes que nuestra sociedad ha formado tienen en su interior que como una fiera llena de veneno, escupe, agrede y destruye a todo el que se le cruce en su camino.

Preparémonos entonces a ver y sentir todo un repertorio de violencia y crueldad que seguramente nos amarrará a las pantallas y que como idiotas útiles harán que aplaudamos  y nos sintamos atraídos e identificados con estos siniestros personajes. Entonces de que nos quejamos?