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por Kuombo
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Ha sido toda una sorpresa para nosotros la incorporación de 15 nuevos trabajadores en Kuombo, no sabemos cómo afectara a la facturación de la empresa (porque son muchos sueldos) pero lo que sí es seguro es que la oficina ha ganado en diversidad. Ahí estaban esos nuevos kuombers sobre nuestras mesas, mirándonos con ojos de botones, dientes descomunales, orejas que doblan el tamaño del cuerpo, patas largar e incluso alguno con cuatro brazos… Si no era ya suficiente desconcierto, venían vestidos con estampados de rallas, lunares y cuadros ¡E incluso uno de ellos se atrevió a sacarnos la lengua! No sabemos si los que enseñan sus dientes es que son bebés o nos están desafiando, pero la realidad es que ya les hemos cogido cariño… y es que son TAN BLANDITOS.
Hoy nuestros ‘Tarados’ se han convertido en nuestros compañeros de trabajo. Nos hemos acostumbrado a sus formas extrañas y colores llamativos. No hay uno igual que otro, cada diminuto ‘Tarado’ posee un encanto especial, una gran personalidad dentro de su apariencia monstruosa. Es como si cada uno de ellos fuera el reflejo de cada uno de nosotros.
Después de varios días, creo que los kuombers también nos hemos vuelto un poco tarados. Eso sí, estamos felices por ello, porque detrás de estos bichos tan simpáticos se esconde un fin benéfico.
Pero… ¿de dónde han aparecido estos pequeños kuombers? Ellos siempre hablan de Sockaholic, el lugar donde fueron creados para reciclar las taras de calcetines que no podían poner a la venta. Nuestros tarados nos explicaron también que en Sockaholic destinaban el dinero recaudado por su venta a echar un cable a colectivos como la Asociación Mensajeros de la Paz, que posee un banco de alimentos de comedores infantiles.
Dicho y hecho, nos pusimos en contacto con los chicos de Sockaholic y nos enseñaron el proceso de compra (cuánto nos gusta eso en Kuombo, jeje) de los alimentos. ¡Qué majos son estos tarados! No solo acudieron al mercado acompañados de los chicos de Sockaholic para comprar los alimentos con el dinero obtenido, sino que también tocaron a la puerta de LaMejorNaranja para hacerles llegar la noticia. Y, como no, LaMejorNaranja apoyó la causa donando muchísimas cajas de naranjas con el mismo valor económico. En total más de 225 kilos de la mejor naranja de Valencia.
Desde Kuombo estamos encantados de poder colaborar con acciones solidarias de este tipo junto a otras empresas. Es labor de todos demostrar que las cosas se cambian desde dentro.
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