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Análisis de Retro City Rampage

por pinjed, 13 de octubre de 2012 a las 19:38 - PS3, Wii, X360, PC, Vita, PSN

Nota AnaitGames 9 Versión analizada: PS3 Política de puntuaciones
De VBlank Entertainment . Lanzamiento: 9 de octubre de 2012
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Retro City Rampage

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Retro City Rampage, en PSN dentro de dos días Retro City Rampage ya está en Xbox Live Arcade, y muy pronto en PSN y WiiWare Análisis de Retro City Rampage
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Poco podían imaginarse los humildes empleados de DMA Design la que estaban a punto de montar. Era el verano 1995 y en la sala de testers de sus oficinas la gente se pasaba más rato divirtiéndose con el aún en gestación Race'n'Chase que trabajando. Al parecer el arcade de persecuciones automovilísticas en vista cenital presentaba un glitch que hacía que los coches de policía se empeñaran en sacar nuestro vehículo de la carreta a embestidas, en lugar de cortarle el paso. Aquello era tan divertido que la gente se olvidaba de rellenar sus formularios y tomar notas: se dedicaban a ignorar los mandatos de un juego lineal para hacer el cabra. Nacía así el embrión de Grand Theft Auto, un título que para bien o para mal engendró un género propio con sus manierismos y sus pecularidades: el de matar putas.

Ahora, tras una larguísima travesía, un hombre orquesta llamado Brian Provinciano ha conseguido él solo por fin culminar su obra magna, una sinfonía enloquecedora que usa el esqueleto de los GTA para parodiar a todo lo que se mueva. O mejor: a todo lo que se movió. Y es que si sois de esos a los que las referencias, los guiños, los codazos, los chascarrillo y los cameos les roban el corazón, tenéis en Retro City Rampage la pajerada total definitiva.

Perderme en enumerar todas las referencias del juego tendría tanto sentido como tratar de explicaros a qué sabe el chocolate. Se disfruta o se escupe, una de dos, pero es algo que uno debe experimentar en sus papilas gustativas del cerebro, en un punto intermedio entre donde se genera la más esencial sensación de diversión y el disco duro mental de la nostalgia, como un péndulo que oscila de un lugar a otro. Es un ejercicio exigente en ritmo porque Provinciano no parece el tío más sutil de la industria, precisamente, y no tiene remilgos en lanzarte a la cara un cubo lleno de homenajes, esperando que los vayas cazando como puedas.

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Y ojo porque no estoy hablando solo de videojuegos: el Equipo A, Regreso al futuro, Los cazafantasmas, Taxi Driver, Las Tortugas Ninja, El príncipe de Bel-Air, Salvados por la campana o Batman (por no mencionar cosas mucho más rebuscadas como Soylent Green, una distopía setentera sobre superpoblación y canibalismo funcional) son solo algunas de las incontables cucharadas de alusión que componen este salvaje Bannana Split referencial. Treinta años de cultura pop atomizados y espolvoreados a lo loco, esperando ser consumidos, degustados y procesados para estimular ese órgano de la complicidad capaz de bombear tantos litros de endorfina que nos haga explotar la cabeza. Por cierto, no he visto nada sobre Scanners, pero apuesto lo que queráis a que algo hay.

Este es, por encima de todo, el pilar más importante del juego, pero no el único. La catarata inmisericorde de flechazos directos al corazón se alza como la seña de identidad de Retro City Rampage, pero es su mecánica monstruosamente variada lo que a uno le hace seguir enganchado al pad. Es la misma sensación que con los cameos: si no sabemos qué personaje de nuestra infancia nos espera al doblar la esquina, a nivel jugable sucede algo similar y es una imposibilidad prever qué nos depara la siguiente misión. Plataformas, RPG mazmorreico, aventura gráfica, conducción, beat'em up, shmup. Todo género tiene cabida en esta demencia pixelada, precisamente gracias a sus cimientos técnicos: es esa limitación gráfica autoimpuesta (parecer un juego de NES 1 ) la que paradójicamente le ofrece la máxima libertad para alterar la perspectiva, las físicas o lo que haga falta. En la variedad está el gusto, y RCR es una novia que siempre trae amigas a dormir.



Sorprende de un juego llamado Retro City Rampage tan obsesivamente referencial (y reverencial) que sus alusiones videojuerguistas no sean ni mucho menos tan ancestrales como su aspecto invitaba a esperar. Odas a cosas como los propios Grand Theft Auto, Metal Gear Solid o Splosion Man conviven con clásicos posteriores a los 8bits como Smash TV o Super Hang-On, aunque tampoco faltan a la cita Zelda, Paperboy o Super Mario. Y quizá sea en ese descomunal nivel de dispersión donde el juego muestra sus tics nerviosos y cae en los errores que él mismo critica. Aunque su autor ha conseguido dotar de cierta coherencia a RCR y hacer que cada sus desvaríos encajen en la aventura, es difícil que la cantidad absurda de minijuegos y actividades distintas que ofrece la experiencia tejida por Provinciano alcancen la redondez ideal, sin fisuras, y aunque eso justifica algunas decisiones de diseño francamente cuestionables, esos errores y defectos siguen estando ahí y siguen generando frustración, un sentimiento también muy ligado a otras épocas en que los juegos eran difíciles de cojones, las listas de objetivos no estaban siempre ahí, la salud no se recuperaba sola y los continues no eran infinitos. El "antes todo esto eran campos" de nuestra generación.

Algo de lo que uno no puede quejarse con Retro City Rampage es de los controles, extremadamente básicos y honestos pero con un punto de inteligencia y buen hacer que ya quisieran muchos. El disparo con apuntado automático es solo una opción frente al disparo con el stick derecho, que nos permite movernos y disparar en todas direcciones de forma independiente. Se hace más tosco el asunto cuando estamos al volante de un vehículo, pero eso convierte los desplazamientos en algo más divertido y desafiante que un viaje del punto A al punto B.

spacer Tratándose de una parodia en su leitmotiv, aunque luego haya mutado en una bestia gigante de mil cabezas, su creador vio una buena oportunidad para sacar también su vena ácida y lanzar pullas a ciertos sectores de la industria. Y la verdad es que no deja títere con cabeza: las distribuidoras importantes, los desarrolladores japoneses, los grandes desarrolladores americanos, las asociaciones de padres, los políticos. Provinciano tiene navajazos para todos, pero es una lástima que su forma de expresarse no le permita ser algo menos superficial y meter el dedo más profundo en la llaga y con mayor elegancia. Es un poco la tónica de todo el juego: es vertiginoso pero también algo caótico, con rebabas y holguras que hacen de él un producto un poco escarpado, un poco cínico, sin un necesario trabajo de reflexión y refinamiento de las propias ideas que quiere tratar y de las quejas que pretende exponer con lucidez. Es como cuando ves a Wert hablando sobre españolizar a los niños catalanes: sabes que ahí, en alguna parte, hay un chiste esperando nacer, pero todavía no acabas de verlo.

Retro City Rampage es autoconsciente, sabe de su condición algo soez y excesiva, y no oculta que va con prisas por darnos todo lo que tiene, para abrirse de piernas e invitarnos a hurgar en sus cien mil recovecos y descubrir cosas fascinantes entre carcajadas y cejas arqueadas. Tiene defectos evidentes y puede que su forma de homenajear a lo retro sea más descuidada y obvia que Fez, por ejemplo, más centrado en usar esa magia de las sensaciones y el recuerdo para vestir un universo muy propio y personal. Si Fez es una mujer sensible con mucho mundo interior, Retro City Rampage es una ninfómana cocainómana tatuada con personalidad múltiple e hiperactividad que escucha Poison y se ríe muy alto y se sube a las mesas de los bares. Está lejos de ser perfecta, pero es auténtica y es brutal. Quizá Retro City Rampage no merezca la nota que voy a darle para quien no comulgue con el cosmos de referencias muy concretas en que nos sumerge, pero sería muy hipócrita si no valorase tanto un juego en el que está todo lo que alguna vez he amado. [9]

[Retro City Rampage ya se puede comprar para PC (en Steam, en GOG o en la web oficial del juego), y en PS3 y Vita (disponible en la PSN americana, saldrá en la Europea en una semana; es cross-buy y tiene cross-save). Las versiones para Xbox 360 y WiiWare deberían salir dentro de muy poco.]


  1. Increíble, por cierto, la posibilidad de alternar entre distintos filtros visuales para que RCR se vea con la paleta de colores de un juego de Commodore 64, Atari 2600, ZX Spectrum, DOS con EGA, Game Boy o, agarraos los machos, Virtual Boy. [↑]
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