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  • Obamacare y su impacto sobre los médicos

    Dr. Robert E. Moffit

    28 / 02 / 2011

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    Ningún grupo de profesionales americanos se verá más negativamente afectado que los médicos por la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (PPACA) y la Ley de Conciliación del Seguro Médico y Educación (HCERA). spacer Los sistemas de pagos a terceros de por sí comprometen la independencia e integridad de la profesión médica; Obamacare reforzará lo peor de estas características.

    En concreto, los médicos estarán sujetos a más reglamentos y supervisión gubernamental, y dependerán de forma creciente de los poco fiables reembolsos del gobierno por sus servicios. Los médicos, ya bajo enorme presión, sólo verán que su trabajo se hace más difícil.

    Expasión de Medicaid y los pagos

    Bajo la nueva ley, se estima que unos 18 de los 34 millones que obtendrían cobertura en los próximos diez años sería a través de Medicaid [1], un programa de asistencia para gente de bajos recursos, administrado y financiado conjuntamente por el gobierno federal y los estados.

    Los pagos a los médicos en los principales programas de derechos a beneficios, Medicare y Medicaid, ya están bien por debajo de los precios existentes en el sector privado. Como promedio, a los médicos en Medicare se les paga un 81% de lo que paga el sistema privado; a los médicos en Medicaid se les paga un 56% [2]. El pago de Medicare ha supuesto problemas esporádicos en el acceso para los pacientes de Medicare y los precios más bajos de Medicaid han contribuido a serios problemas de acceso para personas de bajos ingresos y eso ha empeorado la saturación de las salas de emergencias hospitalarias. En un reciente estudio de Opinion Research Corporation, el 67% de los médicos de cabecera dijo que bajo las actuales condiciones, los nuevos pacientes de Medicaid no podrían encontrar un “médico de cabecera adecuado” en su área [3].

    Obamacare no cambia sustancialmente el patrón general de los sistemas gubernamentales de pago a los médicos pero extiende su alcance y añade nuevas restricciones reguladoras. Por ejemplo, con pocas excepciones, desde 2010 la nueva ley prohibe a los médicos que remitan a pacientes de Medicare a hospitales de los que sean copropietarios.

    En 2011, los médicos de familia y cirujanos generales de Medicare que trabajen en zonas de “escasez” recibirán un pago extra del 10%. Y los médicos de cabecera que participen en Medicaid obtendrán por sus servicios no menos del 100% de los precios de Medicare en 2013 y 2014, cubriendo la diferencia entre la financiación de Medicaid y los mayores precios de Medicare con dinero del contribuyente federal. Pero hay una trampa: No se hace provisión de financiación con el dinero del contribuyente más allá de estos dos años, así que los estados tendrán que incrementar sustancialmente sus propios gastos de Medicaid o bien recortar sus pagos a los médicos de este programa.

    La fórmula de la tasa de crecimiento sostenible

    El sistema de pagos a médicos de Medicare se actualiza anualmente con la fórmula Tasa de Crecimiento Sostenible (SGR), que liga los incrementos anuales de pagos a médicos con el rendimiento de la economía general. Pero cada año, el Congreso aprueba el llamado “doc fix” [mayor compensación para profesionales de Medicare pero que no tiene presupuesto dentro de la ley de salud] desestimando la fórmula SGR y manteniendo los pagos de Medicare para evitar que caigan a tasas artificialmente bajas.

    Con la fórmula SGR pero sin la intervención del Congreso, el recorte inicial de los honorarios de Medicare sería de un 21.3%. El impacto no es difícil de estimar. Por ejemplo, la Asociación Médica del Condado de Fairfield en Connecticut informa de que si tales recortes llegasen realmente a efectuarse, el 41% de los médicos del condado dejarían de admitir nuevos pacientes de Medicare, y casi uno de cada cuatro se saldría completamente del programa [4].

    La nueva ley no provee un arreglo para la fórmula SGR. Además, el Congreso no muestra inclinación alguna para arreglar la defectuosa fórmula SGR sin añadir más al déficit federal, cuando debería adoptar la disciplina fiscal y acometer una verdadera reforma de Medicare.

    Más burocracia

    A las ya existentes normas, reglamentos y directrices de pago, la nueva ley añade numerosas agencias, juntas y comisiones federales. Hay tres que tienen gran importancia para los médicos y la práctica de la medicina:

    • Según la sección 6301 de la ley, Obamacare crea un Instituto de Investigación de Resultados Centrados en el Paciente, “sin ánimo de lucro”. Se financiará mediante un fideicomiso cuya financiación inicial comienza con $10 millones en 2010 alcanzando los $150 millones anuales en el ejercicio fiscal 2013 y contará con ingresos adicionales de provenientes de las primas de seguros. De hecho, el instituto examinará la eficacia clínica de tratamientos, procedimientos, medicinas y dispositivos médicos. Mucho dependerá de cómo se lleven a la práctica las conclusiones y recomendaciones y cualesquiera incentivos, penalizaciones y requerimientos reglamentarios de carácter financiero.
    • Según la sección 3403 de la ley, se constituirá una Junta Independiente Consultiva del Sistema de Pagos, con 15 miembros nombrados por el presidente y confirmados por el Senado. La junta intentaría reducir la tasa de crecimiento per cápita del gasto de Medicare de acuerdo con objetivos concretos (inicialmente basados en datos de inflación y eventualmente de crecimiento del PIB) y anunciará recomendaciones para frenar el crecimiento de los programas de salud no federales. Las recomendaciones de la junta entrarán en vigor a no ser que el Congreso promulgue otras propuestas. Supone un techo de gasto para Medicare sin precedentes, lo que sin duda reducirá los pagos a los médicos de Medicare.
    • La sección 3002 amplía la Iniciativa para Reportar la Calidad Médica (PQRI). Aunque provee incentivos para una mejor calidad de la atención dada a los beneficiarios de Medicare, en cualquier caso, el programa está plagado de requisitos burocráticos con reglas de obligado cumplimiento y entrega de informes que forzarán a los galenos a consumir más de su tiempo en esos menesteres.

    Descontento médico

    A pesar del prestigioso respaldo de la Asociación Médica Americana (AMA) a la masiva propuesta de ley del Senado, y ahora ya ley del país, recientes encuestas ponen de manifiesto el profundo descontento de los médicos.

    Por ejemplo, de acuerdo con una encuesta de médicos llevada a cabo por Athena Health y Sermo, el 79% de los galenos son menos optimistas sobre el futuro de la medicina, el 66% indica que estudiarían no participar más en los programas gubernamentales de salud y el 53% pensaría en salirse completamente del sistema de seguros [5].

    Más funesto aún que esas respuestas, cuando el país ya se enfrenta a una escasez de médicos, especialmente en geriatría y medicina primaria, muchos médicos afirman que abandonarían la profesión. Nada de esto debería sorprendernos, dadas las respuestas en otras encuestas previas y en estudios sobre el sentir de los médicos. La nueva ley no atiende las preocupaciones más importantes de estos profesionales, como la reforma de responsabilidad por daños y empeora los ya penosos problemas con los sistemas de pago a terceros y la burocracia gubernamental.

    Derógenlo y arranquen desde el principio

    Un objetivo clave para reformar el sistema de salud debería ser la restablecimiento de la tradicional relación entre médico y paciente. En una relación tal, los doctores serían los responsables de tomar las decisiones sobre la atención médica y los pacientes serían los responsables de la financiación de su atención médica. Esto no se puede lograr a menos que los pacientes controlen el dinero y las decisiones de salud y que los ejecutivos de las compañías de seguros tengan que responder directamente ante los que pagan las facturas médicas.

    Obamacare no hace nada de esto, sino que, más bien, afianza lo peor de los sistemas actuales de pago a terceros. Obviamente, el Congreso necesita volver a empezar de cero.

    El Dr. Robert E. Moffit es el director del Centro para Estudios de Política de Salud de la Fundación Heritage.

    La versión en inglés de este artículo se publicó en Heritage.org

    Referencias

    [1]  Richard S. Foster, “Estimated Financial Effects of ‘The Patient Protection and Affordable Care Act,’ as Amended,” Departamento de Salud y Servicios Humanos, Centros de Servicios Medicare y Medicaid, 22 abril 2010, p. 3.
    [2]  Para un debate sobre las tarifas para Medicare y Medicaid dentro del contexto de un “plan público” propuesto, véase Greg D’Angelo, “A New Public Plan: How Congressional Details Will Impact Doctors and Patients,” Fundación Heritage, WebMemo No. 2482, 12 junio 2009, en www.heritage.org/Research/Reports/2009/06/A-New-Public-Health-Plan-How-Congressional-Details-Will-Impact-Doctors-and-Patients.
    [3]  Véase United Health, “Coverage for Consumers, Savings for States: Options for Modernizing Medicaid,” abril 2010, en www.unitedhealthgroup.com/hrm/UNH_WorkingPaper3.pdf
    (11 mayo 2010).
    [4]  Comunicado de prensa, “Medicare Cuts Will Impact Patient Care and Increase Health Care Costs,” Asociación Médica del Condado de Fairfield, 6 abril 2010.
    [5]  Dr. Daniel Palestrant, “Why Physicians Oppose the Health Care Reform Bill,” Sermo, 8 abril 2010.
    Posted in Análisis, Economía, Informes, Sistema de Salud, WebMemo
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    Tags: déficit, Medicaid, Medicare, médicos, Obamacare, PPACA, seguro médico
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