Un cigarrillo está conformado por tabaco seco y triturado rodeado de una cubierta protectora de papel que permite que mantenga su forma tan conocida, además incluye la presencia de un filtro. Esta conformación del producto es compartida por la mayoría de las empresas productoras de cigarrillos a nivel mundial.
Existen varias sustancias del cigarrillo que son agregadas a lo largo del proceso de producción, desde las hojas en estado natural del arbusto de tabaco hasta que se logra un producto listo para la venta.
Dentro de las sustancias del cigarrillo se pueden listar una cifra cercana a 4000, de las cuales 40 tienen comprobada capacidad cancerígena. Dentro de ellas se destacan el arsénico (conocido veneno para ratas), cianuro, metano, alquitrán, amoníaco (componente esencial de los productos de limpieza) y metales (como el cadmio).
La demostración de que algunas sustancias del cigarrillo tienen capacidad de desarrollar cáncer en algunos tejidos está completamente aceptada por la comunidad internacional, no existiendo ningún tipo de planteo opuesto. Existen numerosos estudios en animales de experimentación a los cuales se les aplican las sustancias del cigarrillo con capacidad cancerígena y aumenta la frecuencia de aparición del mismo. Incluso a ciertas dosis, aumenta en forma exponencial la aparición de cáncer en animales de experimentación.
Conocer las sustancias del cigarrillo nos permite saber que productos tóxicos estamos inhalando e ingresando a nuestro cuerpo con caja de cigarrillos consumida. Dejar de fumar es posible si somos concientes del problema y visualizamos el proceso de cambio.
Conocer las sustancias del cigarrillo nos permite saber que productos tóxicos estamos inhalando e ingresando a nuestro cuerpo con caja de cigarrillos consumida. Dejar de fumar es posible si somos concientes del problema y visualizamos el proceso de cambio.
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