Sostengo la hipótesis de que no nos formulamos automáticamente una opinión sobre las cosas sino que éstas nos generan multitud de sensaciones más o menos agradables que flotan en un continuo cotejo en nuestra mente y que son las que pueblan y dan forma a nuestra vida interior.
Cuando opinamos es como si etiquetáramos estas sensaciones en categorías, las ordenáramos en una melodía sintáctica y las convirtiéramos en palabras que vertimos en el marco de un escrito o en una conversación.
Al contrario de lo que se suele decir, no creo que nuestra mente esté poblada de discursos en una secuencia lógica, tal y como concebimos la lógica de nuestros discursos, si no que sólo formulamos opiniones cuando nos sentimos impelidos a ello o cuando, por ejemplo, lo necesitamos para aferrarnos a algo que le dé solidez a una identidad con la que queremos identificarnos y con la que queremos que nos identifiquen.
Opinar es algo que, por lo común, se intenta evitar en la medida de lo purista que sea uno con la cantidad de información que cree necesitar para ello, ya que la estructura sintáctica de la opinión queda en el campo de lo explícito, genera un compromiso y hasta puede convencernos a nosotros mismos mientras la emitimos. No sería la primera vez que me convenzo a mí mismo sobre algo determinado mientras estoy tejiendo ideas en un discurso en el marco de una conversación.
Opinar es a todas luces un esfuerzo en el que, como sucede con la escritura, podemos encontrar distintos tipos de adeptos y devociones, siendo la de no opinar u opinar a la ligera de las más practicadas por suponer el mínimo esfuerzo.
Por otro lado, denominar nuestra realidad ejerce un potente influjo en la manera de percibirla después y, si lo que decimos tiene el poder de transformar aquello sobre lo que opinamos, el proceso de convertir ideas [por no decir sensaciones] , en palabras [por no decir significantes], concentra muchísimo poder en el registro del que dispone cada uno y en la calidad del significante escogido. La falta de vocabulario o la tendencia a elegir palabras con connotaciones negativas constituyen, para mí, uno de los máximos peligros para la propia persona en lo que respecta a su salud psicosocial, sin tener en cuenta otros efectos colaterales.
Es por ello que quiero llamar la atención a aquellos que nos movemos en campos profesionales, donde levantar y agitar el limo conceptual de la mente de otros constituye parte importante del método utilizado, para que prestemos especial atención y cuidado en que aquellas palabras en las que se conviertan las ideas de nuestros clientes sean las más adecuadas, las más hermosas y las que generen mayores potencialidades en términos de utilidad.
Si yo supiera escribir como tú... pondría menos imágenes en mi blog ;-)
ResponderSuprimirFascinante.
Aprendí que hablar y escribir tiene mucho poder.
ResponderSuprimirAprendí que una palabra puede herir más que una bofetada.
Aunque también aprendí que el silencio puede ser más corrosivo y destructivo que el sulfúrico.
Aprendí a escribir y no publicar, a leer sin sentirme herida, a cuidar mi "interior" como si del jardin más delicado se tratase, porque lo que digas sale de ahí, y no lo pudes controlar.
Y aprendí que las imágenes, a veces, sustituyen a las palabras y, es de artistas el colocarlas donde corresponde, @arati eres la artista de las imágenes, mil veces miro tus entradas de blog y, simplemente, sobran las palabras ....
Curiosa teoría esta de que una opinión es la ordenación/etiquetado de sensaciones flotantes habitando nuestro interior... y que me provoca múltiples interrogantes:
ResponderSuprimir¿cómo han llegado ahí esas sensaciones? ¿Las ha podido meter alguien?
¿Somos conscientes de todas ellas o "etiquetamos" tal cual pasan? ¿Elegimos cuáles "etiquetar" y cuáles no?
Y eso de que el lenguaje determina nuestro pensamiento (dices "denominar nuestra realidad ejerce un potente influjo en la manera de percibirla después") es un debate no resuelto, ¿no?
Lo de remover el "limo conceptual" me ha encantado. Lástima que a veces en lugar de limo parece cemento :)
Y lo de "...y hasta puede convencernos a nosotros mismos mientras la emitimos" me ha hecho mucha gracia
Gracias por el post Manel
@arati, si yo tuviera tu capacidad de reflejar aquellas cosas que me importan mediante imágenes, seguramente escribiría y hablaría menos…
ResponderSuprimirGracias,